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El emporio siderúrgico que el empresario mexicano Alonso Ancira Elizondo, detenido este jueves en el aeropuerto de Palma con fines de extradición a México por presunta corrupción, construyó las tres últimas décadas, le ganó con creces el sobrenombre de «el rey del acero».

Ancira, de 67 años, compró en 1991 con Xavier Autrey Altos Hornos de México (Ahmsa), la mayor compañía siderúrgica del país, durante la privatización emprendida en el gobierno del presidente Carlos Salinas de Gortari (1988-1994) y fue nombrado director general.

Formado en derecho en la Universidad Anáhuac y doctor honoris causa de la University of The Incarnated Word y de la Texas AM University, ambas de San Antonio, Texas, EE.UU, Ancira irrumpió así en el mundo político empresarial del país.

Presidió la Cámara Nacional de la Industria del Hierro y el Acero de 1993 a 1995 antes de verse envuelto en problemas fiscales que le obligaron a salir de México a principios del siglo XXI. Al pactar su regreso en el 2003, la volvió a dirigir en dos ocasiones.

La crisis siderúrgica mundial provocó que AHMSA se declarara en suspensión de pagos en 1999 luego de que adquirió una deuda de más de 2.300 millones de dólares por lo que se acogió a la Ley de quiebras y suspensiones.

La empresa se vio obligada a salir de la Bolsa Mexicana de Valores y Ancira se vio envuelto en un conflicto con una docena de bancos que le reclamaron y con una orden de búsqueda y captura huyó del país con destino a Israel, donde vivió tres años.

Durante su estancia en Israel, a Ancira se le conoce porque cuando vivió en ese país mostró interés en una mina de cobre cerrada y descubrió una nueva veta de cobre en las llamadas minas del rey Salomón. Esta nación lo reconoció en 2017 con el Premio Jerusalén por su contribución al pueblo de Israel.

Regresó a México al terminar el gobierno del presidente Vicente Fox. Su antigua deuda que lo hizo huir se quedó en el limbo de la ley general de quiebras aunque negoció un plan de pagos con sus acreedores.

Ya en México, puso en marcha nuevos proyectos en Ahmsa y en 2013 le vendió a Petróleos Mexicanos, entonces dirigido por Emilio Lozoya Austin, una empresa de fertilizantes, proceso por el que ha sido detenido en Palma y al exfuncionario perseguido por la justicia.

El Pemex de Lozoya le compró esa planta a Ancira con un sobreprecio cercano a los 500 millones de dólares, según ha denunciado, sin decir nombres, el propio presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, en sus conferencias matutinas.

Aquella planta nunca funcionó y ahora el gobierno de López Obrador ha puesto en marcha un proyecto para reabrirla.

El caso legal comenzó a desgranarse recientemente con la decisión de la Secretaría de la Función Pública de inhabilitar a Lozoya Austin por 10 años y por las medidas de la Unidad de Inteligencia Financiera de la Secretaría de Hacienda de congelar cuentas bancarias del funcionario y de Ahmsa.

Fuentes citadas por la prensa indican que las cuentas bancarias de Lozoya y Ahmsa fueron congeladas al descubrirse que la empresa transfirió unos 3.700 millones de dólares a una empresa fantasma supuestamente creada por la brasileña Odebrecht para pagar sobornos.
Mientras Ancira ha sido detenido en la ciudad española de Palma de Mallorca con fines de extradición, un juez mexicano emitió una orden de captura contra Lozoya Austin, que además está bajo investigación en el caso Odebrecht.

La empresa Ahmsa, fundada en 1941 y propiedad de Ancira y Autrey desde 1991, está considerada la mayor siderurgia de México, cuenta con 20.000 trabajadores y sus principales plantas se localizan en el estado norteño de Coahuila.