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La jefa del servicio de Medicina Preventiva y Epidemiología del Hospital Vall d'Hebron de Barcelona, Magda Campins, ha explicado que ocho bebés prematuros del centro están colonizados por la bacteria Klebsiella pneumoniae --que infectó a los dos prematuros extremos fallecidos recientemente-- pero no la tienen en sangre, y ha dicho que es «frecuente» su presencia en todos los hospitales.

«Este número no nos tiene que alertar, nos tiene que alertar que pueda pasar a infección», pero por el momento no han mostrado síntomas de infección de esta bacteria, que ya están controlando con fármacos a los que responde --a pesar de ser multirresistente--, ha explicado en rueda de prensa este lunes, tras conocerse estas muertes.

En un cultivo de vigilancia rutinario, el 12 de abril detectaron esta bacteria en otros dos bebés del mismo box de la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) de neonatos, sin que se diera una infección en sangre, y fueron aislados en su incubadora.

Los dos fallecidos --que murieron el 22 y el 24 de abril-- tenían previamente una enterocolitis narcotizante, una inflamación del intestino que elimina la barrera protectora producida en este caso por su prematuridad, y que permite que pasen las bacterias del tuvo digestivo a la sangre, lo que les causó una sepsis.

«Todo el material que se utiliza en este box se está analizando y no se está utilizando», ha detallado Campins junto a la subdirectora asistencial del hospital, Rocío Cebrián, que ha subrayado que la supervivencia en prematuros extremos a esta bacteria es del 46% en España, pero en el hospital está en el 80% en estos bebés de menos de 700 gramos.

CONTROLES AMBIENTALES

El hospital ha cerrado a nuevos ingresos el box en el que estaban ambos bebés, han analizado los otros niños que había, y han hecho controles ambientales para descartar una fuente ambiental de bacteria, cuyos resultados estarán en 48 horas, además de avisar con un informe a la Agència de Salud Pública de Barcelona (ASPB).

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Al preguntársele por quejas de un padre de la segunda bebé fallecida, que ha expresado dudas sobre el protocolo ante la bacteria y la limpieza en el centro en una carta a la asociación Defensor del Paciente, las representantes médicas han defendido que se han seguido los protocolos indicados para ambos casos.

Esta infección «no es nada excepcional, porque los pacientes ingresados en un hospital, y más en una UCI, se colonizan por las bacterias propias del hospital», que suelen ser multirresistentes, y habitualmente la transmisión es cruzada entre pacientes a través de objetos, ya que al ser pacientes muy intervenidos tienen varias vías de entrada de la bacteria.

«En situaciones como la que estamos hablando, y concretamente este tipo de bacteria, es mas fácil que la transmisión haya ido de un paciente a otro», pudiendo contaminar objetos comunes.

485 GRAMOS

Los dos bebés fallecidos eran los más extremos de este box y tenían una vulnerabilidad especial, y en ellos se ha hallado la bacteria en la sangre: el primero nació el 15 de abril, a las 24 semanas y con 680 gramos, y murió el 22, mientras que el segundo, nació el día 16 con 25 semanas y pesando 485 gramos, y falleció el día 24.

Para descartar que pudiera haber una fuente ambiental común, han hecho cultivos ambientales, como el agua de los grifos --que tienen un filtro bacteriano--, los desagües y los líquidos habituales en una UCI --como jabones y antisépticos--, pero ven más probable que haya sido una infección cruzada entre los bebés.

En los box de la UCI neonatal, en la que hay 45 bebés, las manipulaciones se hacen con guantes, bata y una higiene de manos que se fomenta más, y a la vez se hacen cultivos regulares, cada dos semanas, como frotis rectal.