En la causa han tenido lugar momentos de gran tensión entre los abogados personados, el fiscal y el juez instructor, como el plante que tuvo lugar durante la declaración de un testigo protegido. | Alejandro Sepúlveda

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«Estoy horrorizado», «da miedo», «vaya lío», «¿qué pasará?» Los pasillos de los juzgados de Via Alemania están siempre llenos de corrillos. Desde el pasado día 5, cuando Ultimahora.es desveló los mensajes del juez Penalva, el fiscal Subirán y los agentes de Blanqueo en torno al ‘caso Cursach’, el tema monopoliza los comentarios. Lo hallado por la Policía Nacional, el vuelco de la macrocausa y las graves sospechas sobre el magistrado y el fiscal tienen al foro en estado de shock. Lo mismo que hace dos años proliferaban los rumores sobre la investigación entonces secreta ahora se multiplican las quinielas sobre los mensajes que se mantienen reservados. Cunde la estupefacción entre abogados, jueces, fiscales y funcionarios.

Los abogados personados en el ‘caso Cursach’ son legión. Entre ellos, las reacciones se mueven en dos direcciones: expectación por revelaciones que tocan de muerte el proceso y un incómodo alivio por ver confirmadas sospechas en torno a cómo se realizó la instrucción. Lo resume el abogado de Álvaro Gijón, Alberto García Carpallo: «Siento lástima porque se haya producido esta situación y por sus consecuencias. Se ha roto la confianza que había entre los distintos actores». En privado, otros letrados recuerdan las querellas que en su momento rechazó el TSJB.

De esas alertas y de otras trasmitidas más en privado también se acuerdan algunos fiscales. El proceder de Penalva y Subirán generaba inquietud en ambas caras, pero nadie pensaba que a los niveles que acreditan los mensajes. Además juega el plano personal.

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El fiscal jefe, Bartomeu Barceló, admite ese impacto a nivel humano en el edificio de la plaza de los Patines: «Siempre resulta desagradable ver a compañeros en esta situación», señala. Barceló insiste en que se trata de un asunto competencia de la Fiscalía Anticorrupción, no de la de Balears: «Como puede haber implicaciones con compañeros con los que nos conocemos desde hace muchos años lo van a llevar dos fiscales de Madrid que, en principio también se harán cargo de la causa principal». Barceló defiende que se busca garantizar la imparcialidad, como uno de los principios básicos de actuación de la Fiscalía. Sobre el caso señala: «Siempre hay que ser cautelosos. Hay que esperar a que se practiquen las pruebas que sean necesarias teniendo en cuenta la presunción de inocencia. No me parece adecuado que se hagan juicios paralelos».

La juez decana de Palma, Sonia Vidal, coincide en ese mensaje de prudencia en una causa aún abierta. «No deja de ser sorprendente lo que se ha publicado y es cierto que ha causado preocupación en el colectivo de jueces», señala. La decana también expresa ante la gravedad de la situación: «Confiamos en que se resuelva este asunto con todas las garantías, que no queden dudas del correcto hacer de quienes se ocupen de la investigación y de que todo se haya hecho correctamente». Sobre el daño que los mensajes causan a la imagen de la administración de Justicia indica que es necesaria una «respuesta adecuada y proporcionada» a lo que haya podido suceder.

En toda la semana, los dos protagonistas de todas las conversaciones, Manuel Penalva y Miguel Ángel Subirán, no han sido vistos por Via Alemania. Permanecen de baja y se da por hecho que tardarán mucho en regresar.