Imagen de archivo de los juzgados de sa Gerreria en Palma. | Alejandro Sepúlveda

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Podría ser el final de una tragicomedia, pero esta vez, como en otras tantas ocasiones, la realidad supera con creces la ficción. Un hombre, que se encontraba preso y había pedido permiso para salir y así poder casarse, acabó detenido este viernes junto a la que tenía que ser su esposa y dos testigos por planear un pase de droga antes del enlace en los juzgados de sa Gerreria de Palma.

Los agentes hallaron en la chaqueta del hombre, con un larga lista de antecedentes, dos preservativos con 90 gramos de hachís y otro repleto de vaselina. Se había hecho con ellos mientras se encontraba con su futura esposa y las dos testigos en la sala de espera.

Todo estaba listo para ser una jornada memorable. Y lo fue, pero no como los protagonistas esperaban. La pareja, él de 34 y ella de 43 años, por fin podían ver cumplido su deseo de contraer matrimonio.

El varón había solicitado permiso al juzgado de vigilancia penitenciaria y había recibido el visto bueno para poder salir de la prisión y contraer matrimonio. Fue conducido a sa Gerreria, donde se encontró con su pareja y las dos testigos.

Mientras se encontraban todos ellos en una sala de espera de los juzgados el hombre solicitó ir al baño. Se dejó la chaqueta en una silla. A su regreso del aseo, los agentes que le custodiaban decidieron examinar la prenda. Habían detectado minutos antes movimientos extraños. En el interior de la misma hallaron tres preservativos; en dos de ellos había hachís, 90 gramos, y en el otro vaselina. La idea era introducírselo en el cuerpo para no ser detectado en su vuelta a la prisión y una vez allí expulsar la droga.

Tras el hallazgo, los policías comunicaron a la jueza encargada de realizar el acto que la boda no podía celebrarse por seguridad y detuvieron tanto a los novios como los testigos. El hombre reaccionó de manera muy violenta. Golpeó a los agentes que se encontraban con él cuando fue informado de que el enlace no se iba a producir.

Cuando parecía que el hombre se había tranquilizado, y mientras estaba siendo conducido en un coche policial a los calabozos de la Jefatura, se fabricó un objeto punzante. Se rompió una férula que portaba y creó un arma blanca. Al salir del vehículo se le cayó al suelo. Los agentes creen que tenía la intención de atacarles a su llegada a la comisaría. Ante la situación se puso en marcha un despliegue de agentes porque una decena de familiares de los protagonistas de la historia se había agolpado en las inmediaciones de la Jefatura.

Los cuatro detenidos están acusados de un delito contra la salud pública. El hombre, además, también lo está por atentado contra un agente de la autoridad.