María José es una vecina de Palma que ha estado a punto de perder la vida a consecuencia de una serie de negligencias médicas. | Alberto López

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El drama de María José comenzó hace una década. Ella quería ponerse unas fundas y entró en una conocida clínica dental en Palma y no hay día que no se arrepienta de haber pasado la puerta. «Me diagnosticaron una tumoración en el paladar, que luego supimos que jamás existió, y la solución era quitarme todas las piezas dentales y ponerme prótesis». Allí comenzó una cadena de problemas que le llevaron a perder el olfato y la vista de ambos ojos, además de una importante cantidad de dinero. Ya ha interpuesto una querella contra la clínica por «grave negligencia médica».

La afectada ha narrado a Ultima Hora los problemas que le ha ocasionado aquel falso diagnóstico, porque, «posteriormente, en un TAC supimos que allí no había nada».

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María José se endeudó y los problemas ocasionados tras la operación le han puesto en una situación aún más complicada. Los problemas empezaron en el mismo quirófano porque «uno de los implantes me dolía muchísimo, y estaba anestesiada. Me pasé dos días vomitando sangre, el implante tenía pus». Implantes ennegrecidos, caída de implantes, roturas de piezas,... fueron los posteriores problemas. «Un día en Menorca, comiendo una gamba se me cayeron varios dientes. Al volver, fui a la clínica y me los pegaron. Tiempo después se me rompen. Voy a la clínica de nuevo y estaba cerrada. En frente habían abierto otra nueva. Entro y al verme me dicen que está hecho un desastre y que me van a hacer un nuevo presupuesto para arreglarlo. Era una fortuna y yo tenía una garantía de por vida de lo que ya me había hecho».

A raíz de aquella operación, la víctima ha tenido muchas infecciones, inflamaciones en los ojos. Hasta el punto que le llega a provocar que se le pudra el hueso de la nariz. Entre lágrimas explica que «el olor era insoportable, ni mis hijos me querían besar». En consecuencia, cuenta que ha perdido el olfato y parte de la visión. «No me miro a los espejos, no me quiero hacer fotos».

Al verle otro médico, le dijo: «O te quitas esto o te mueres». Después de mucho esfuerzo y gracias a la ayuda de otros muchísimo médicos ha conseguido salir adelante. «Ahora ya puedo comer».