Los tres acusados, durante el juicio celebrado a principios de marzo, en la Audiencia Provincial de Palma. | Guillermo Esteban

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La Policía Nacional encontró medio kilo de cocaína y 100 gramos de marihuana en un estante de los muebles de la cocina del domicilio de Carmen V., de 30 años, en la calle Amer de La Soledat de Palma, en junio de 2018. Dentro de una cartera había 5.440 euros.

La mujer solo respondió a su abogado durante el juicio y negó que se dedicara al tráfico de sustancias estupefacientes: «No me dedico a vender cocaína». Su vecino, José Miguel S., de 35, aseguró que toda la droga y el dinero que hallaron era suyo.

Un tribunal de la Sección Primera de la Audiencia Provincial no se ha creído la versión de la mujer. Los jueces han condenado al hombre a tres años y medio de cárcel y a una multa de 102.253 euros y a cuatro años de prisión a Carmen V. y la misma sanción económica. Un tercer sospechoso, que dijo en el juicio que era consumidor, ha quedado absuelto. La Sala considera probado que los dos condenados vendieron droga entre mayo y junio de 2018. Los agentes encontraron droga, dinero y balanzas en dos casas de la calle Amer, donde residían los ambos acusados.

Las viviendas contaban con una puerta de acceso de hierro y con apertura inversa, que imposibilita el forzado y que solo permite su apertura con una radial mecánica. Los agentes que declararon en el juicio explicaron que este sistema es para dificultar la entrada policial. La puerta, además, contaba con una apertura protegida con barrotes de hierro para proceder a las ventas de dosis con seguridad.

José Miguel S. manifestó que ocultó la droga y el dinero en el armario de la cocina de su vecina cuando se percató de que iban a registrar su domicilio.

«Aún en el caso de admitir la posibilidad de que el acusado se deshiciera de la droga trasladándola a casa de Carmen, este dato no alteraría a nuestro juicio el acuerdo de ambos para proceder a las ilícitas ventas de sustancias estupefacientes», indica el tribunal, que sustenta la sentencia en las declaraciones de los policías que participaron en la investigación.

Los agentes, días previos al registro del inmueble, vieron a la mujer organizando la ubicación de los aguadores, accediendo a la casa en la que se vendía la droga e impartiendo instrucciones a José Miguel S.

La pena de cuatro años de la mujer la justifican debido a que tenía un papel más relevante y porque se llevaba la mayor parte de las ganancias.