A la derecha, el portero acusado de la agresión. | Alejandro Sepúlveda

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Estuvo a punto de morir. Un cliente que sufrió una brutal paliza del portero de un bar de copas de Palma, en la Nochebuena de 2016, ha pedido una silla para declarar sentado en el juicio en la Sección Primera de la Audiencia Provincial. El hombre ha recordado que aquella noche bebió cuatro o cinco chupitos de whisky en su casa y en el local, situado en la calle Pablo Iglesias, se tomó un cubata.

El perjudicado salió fuera del establecimiento a fumar. Una pareja también abandonó el local y empezó a hablar alto en la calle. El portero, según la víctima, se acercó al chico y le dijo de malas maneras que no hablasen tan fuerte. Los jóvenes se marcharon. «Yo me quedé a solas con el portero y le dije que era Nochebuena y que había formas más amables de decir las cosas. Me arreó un puñetazo en el ojo derecho e hizo amago de irse hacia dentro. Le dije que la cosa no iba a acabar así y que llamaría a la Policía. Fue decirle eso y me cayó la del pulpo. Me empezó a dar puñetazos y empujones, como si fuera un terremoto».

El acusado, vestido con traje gris, solo ha querido responder a las preguntas de su abogada. «El denunciante fue avisado varias veces. Tenía un actitud chulesca con los clientes, tiraba copas al suelo y se negaba a pagarlas. Le pedí que se pusiera tranquilo, que estábamos todos de celebración. Al cabo de unos 20 minutos le dije que se marchara del local. Era la tercera vez que le llamaba la atención».

El responsable de seguridad ha explicado que el denunciante le dijo que era policía y que intentó cortarle el cuello con un vaso roto. «Nos caímos los dos al suelo, empezó un forcejeo y nos dimos golpes mutuos».

Relato de los hechos

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La agresión se produjo sobre las tres de la madrugada del 25 de diciembre de 2016. El acusado, español de 30 años, se encontraba trabajando como portero en un bar de copas de la calle Pablo Iglesias de Palma. Le avisaron de que en el interior del local había un cliente que molestaba a otros. El responsable de seguridad acudió y pidió al hombre, de 41 años, que parara de molestar a otros y, al final, le obligó a salir fuera del establecimiento.

Una vez en el exterior, los dos iniciaron una pelea con insultos y agresiones físicas hasta que el portero, «con intención de causar la muerte al cliente», según la Fiscalía, le forzó a alejarse de la entrada del bar dándole repetidos golpes. En la esquina de la calle, le agredió con más violencia. Le propinó puñetazos, golpes y patadas por la cara, cuerpo y piernas. Lo derribó y le siguió agrediendo hasta que otras personas llegaron para auxiliar a la víctima, que fue trasladada al hospital Son Espases dada la gravedad de su estado.

El herido fue intervenido quirúrgicamente con urgencia «al correr grave peligro su vida». Sufrió lesiones muy graves en un ojo, fracturas costales y una rotura del diafragma.

Las heridas tardaron en curar más de cinco meses y presenta una cicatriz en el abdomen de 20 centímetros de longitud tras la operación quirúrgica. El portero sufrió heridas leves en el torso y en las piernas.

La Fiscalía solicita 9 años de cárcel para el acusado por un delito de tentativa de homicidio y reclama una indemnización de 30.000 euros para la víctima por las lesiones y secuelas. El abogado de la acusación particular pide que se le condene a 14 años de prisión por tentativa de asesinato y más de 180.000 euros para el perjudicado. El Ministerio Público pide una multa de un mes a razón de tres euros diarios para el cliente del local por un delito leve de lesiones y que indemnice al portero con 140 euros.