Momento del juicio por estafa. | Alejandro Sepúlveda

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La Fiscalía ha solicitado 5 años de prisión para un acusado de estafa por comprar a precio ventajoso una vivienda en El Molinar a un conocido, aprovechándose de que sufría un deterioro cognitivo, hechos por los que la acusación particular ha reclamado una condena de 8 años para el comprador y su esposa, mientras la defensa ha pedido la absolución al negar el engaño. En el juicio que ha quedado visto para sentencia este lunes en la Audiencia de Palma, el matrimonio acusado ha negado que le engañaran.

Ambos han recalcado que fue el propietario de la vivienda quien acudió a ellos en 2011 y fijó en 200.000 euros el precio de la casa de la que mantendría un usufructo vitalicio, algo que aceptaron. Una tasación aportada por las acusaciones, valoró la propiedad en 1,7 millones.

El acusado ha explicado que había sido amigo íntimo del difunto hermano del hombre al que compraron la vivienda. Tras el fallecimiento de su amigo, mantuvo la relación con el hermano y le ayudaba en pequeñas tareas domésticas.

Ha detallado que el hombre le ofreció la casa después de comentarle que quería deshacerse de patrimonio porque no tenía herederos y quería evitar problemas. Ha explicado que el hombre le pidió que le acompañara al banco y al notario para cambiar su testamento y además hizo un poder general en su favor, antes de venderle la vivienda.

Según el acusado, nunca apreció «ningún síntoma de nada» ni pensó que estuviera «engañando a nadie». «Para mí, estaba en perfectas condiciones», ha afirmado.

Su esposa, a quien la Fiscalía no acusa y para quien solo solicita condena la acusación particular, ha dicho que no conocía los detalles de la operación, que suscribió ante notario.

La compraventa fue declarada nula por un tribunal en 2014, por considerar que el vendedor no era dueño de sus actos ni de administrar sus bienes al sufrir un deterioro cognitivo degenerativo.

La querellante (una vecina que posteriormente fue designada tutora del hombre) ha relatado que se enteró de la venta justo al día siguiente de la operación, cuando le acompañó al banco a mirar el estado de unas cuentas en las que ella también tenía nombre y una empleada le preguntó si ella sabía que el hombre había vendido su casa un día antes.

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Ha relatado que el afectado al enterarse se puso muy nervioso y fue incapaz de explicar lo que había firmado. Al enterarse de lo ocurrido, la mujer pidió consejo legal y le ayudó a intentar anular la operación. «Estaba deshecho», ha asegurado.

Varios neurólogos que han declarado como peritos han explicado que el hombre sufría un deterioro cognitivo leve en el momento de los hechos, si bien unos han señalado que los síntomas eran apreciables y otros han indicado que solo las personas más cercanas o los especialistas lo habrían percibido.

La Fiscalía ha pedido una condena de 5 años de prisión para el acusado por estafa agravada, por un engaño con un beneficio económico cuantioso. Considera que conociendo desde hacía tantos años al afectado, el acusado debió notar que no estaba en plenas facultades para vender su casa, y ha subrayado que a los 9 meses de la operación fue declarado incapaz.

Además del precio «vil e irrisorio» que pagaron, el abogado de la acusación particular cree que el hecho de que el afectado no tuviera ningún problema con su patrimonio como para necesitar venderlo es un indicativo más de que fue engañado para vender la casa.

El abogado acusador ha pedido una condena de 8 años de prisión para el matrimonio al entender que incurren en este caso agravantes porque se aprovecharon de su relación de amistad, el bien que se quedaron era la vivienda del afectado, el coste de la defraudación supera los 50.000 euros y aunque la operación se anuló le causó un coste económico.

Reclaman además que le abonen 77.729 euros de responsabilidad civil por los gastos y otros 18.000 por daños morales.

El abogado defensor ha pedido la absolución al señalar que no hay ninguna prueba del supuesto engaño, y ha indicado al respecto que aunque el acusado tenía un poder general y podía haber comprado la vivienda sin mediación, acudió con el vendedor a formalizarla ante notario.

Además ha cuestionado que se achacara al vendedor deterioro cognitivo para intentar anular la venta de la casa, pero se le permitiera en cambio revocar su testamento sin pegas.

El defensor ha alegado además que, si sufría un deterioro, era tan indetectable que ni siquiera sus primos, que han declarado en el juicio, lo apreciaron, y los propios especialistas que le atendieron no se ponen de acuerdo sobre el alcance de la dolencia que padecía.