Jaume Barceló, en una imagen de archivo. | Alejandro Sepúlveda

TW
1

El futuro de Jaume Barceló Huguet (Campos, 1957) no era ni blanco ni negro: era verde. El exjefe de la Guardia Civil es hijo y nieto de beneméritos, así que ya desde pequeño tenía poco margen de maniobra para driblar al Destino. Y tampoco se resistió mucho: Jaume siempre vivió entre tricornios y le gustó ese modus vivendi.

A pesar de que las carreras de su padre y abuelo no fueron un camino de rosas: ambos sufrieron sendos accidentes. Sin embargo, Jaume se propuso entrar en el Cuerpo y lo consiguió. En Andalucía, en concreto en Úbeda (Jaén), conoció a la que sería su esposa: Mercedes. Una señora elegante y discreta. Posiblemente la segunda virtud fue la que encandiló a Jaume, un tipo humilde en extremo al que no le gusta destacar. El matrimonio tuvo tres hijos: Sara, María del Pilar y Miquel, que se han convertido en el orgullo de Jaume.

El coronel siempre tuvo suerte con sus destinos. Cuando quedó una vacante de capitán en Mallorca él la pudo conseguir y años después, ya como teniente coronel, nadie pidió su plaza y se quedó en la isla de sus amores. Después del verano pasado, llegó el momento de la verdad. Jaume ascendió a coronel y quedó a la espera de destino. Se lo jugaba todo a una carta: había llegado a lo más lejos, pero no tenía la confirmación de que iba a dirigir la Comandancia de Palma. Fueron meses de angustiosa espera. Antes de Navidad, le llegó el mejor de los regalos: Madrid, en su infinita sabiduría, confiaba en él. Su sueño se había cumplido.

Quizás tuvo algo que ver que el oficial sea un trabajador compulsivo, que dedica 14 horas diarias a la Guardia Civil. Era el primero en llegar y el último en irse. Controlaba todos los operativos de la Policía Judicial, su niña mimada; quería estar al día de lo que averiguaba el Grupo de Información, la otra unidad de élite, y fiscalizaba cada movimiento de sus patrullas rurales. Reino Unido tenía a la Thatcher, la Dama de Hierro. Aquí teníamos a Barceló, el Tricornio de Acero.

Este 2018 se jubiló tras años al servicio de la Guardia Civil. Ahora, el Govern lo ha fichado como asesor de la consellera Catalina Cladera.