La víctima del accidente mortal, Marc Morata, tenía 26 años. | Redacción Sucesos

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La conductora ebria que causó el accidente de tráfico en la calle Manacor en el que falleció el joven que iba de copiloto en el coche afronta una condena de dos años de cárcel. La Fiscalía acusa a la chica, de 27 años, de un delito de homicidio imprudente y otro de conducción temeraria. La mujer deberá indemnizar a los padres y al hermano de la víctima con 168.846 euros.

El siniestro se produjo alrededor de las doce y veinte de la noche del 17 de noviembre de 2017. El Ministerio Público sostiene en su escrito que la encausada «tenía sus facultades mermadas por la previa ingesta de bebidas alcohólicas y consumo de cannabis». La joven conducía un Seat Ibiza rojo de su padre, por la calle Manacor de Palma, de manera «claramente irregular». Circulaba a una velocidad «notablemente superior a la autorizada» y realizaba cambios bruscos y repentinos de carril.

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La acusada perdió el control del vehículo y colisionó contra el poste de la mediana. El turismo salió despedido por los aires hasta que chocó contra una palmera y quedó en el sentido contrario a la circulación. Los vecinos escucharon un estruendo, se asomaron a la calle y bajaron para interesarse por lo ocurrido. Los servicios de emergencia recibieron numerosas llamadas y acudieron a los pocos minutos. La conductora había salido del vehículo cuando llegaron las primeras dotaciones de bomberos, ambulancias, Policía Local y Nacional.

La mujer tenía golpes y contusiones, pero su estado no era grave. La joven cuadruplicó la tasa de alcoholemia, arrojó un resultado de 1,77 gramos de alcohol por litro de sangre. También dio positivo en cannabis y opiáceos, según el escrito de acusación de la Fiscalía.

El copiloto, Marc Morata, de 26 años, se encontraba atrapado en su asiento, inconsciente. Los bomberos lo rescataron y una ambulancia lo trasladó al hospital Son Espases, donde quedó ingresado en la UCI. El joven murió el 20 de noviembre a consecuencia de las graves heridas que sufrió en el accidente. La víctima vivía en Santa Maria y trabajaba como maletero de Iberia en el aeropuerto de Son Sant Joan. Desde su entorno lo describieron como una persona trabajadora, con mucha vitalidad. Era seguidor del Barça, amante del cine y la buena música.