Los alumnos del primer turno del jueves escuchan atentamente las instrucciones de uno de los agentes de policía. | Alejandro Sepúlveda

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A pesar de que la Policía Nacional ha dado por desarticulada la banda que puso en alerta a los taxistas de Palma entre el 28 de diciembre y el 7 de enero, los profesionales del sector no quieren más sustos.

Por ello, en turno de mañana y de tarde, acudieron una treintena de taxistas al curso de autodefensa que ha puesto en marcha el área de Seguretat Ciutadana de Cort y que se desarrolla en el cuartel de la Policía Local de San Fernando.

En la primera convocatoria, este jueves a mediodía, se citaron una quincena de conductores en las instalaciones de la policía para escuchar los consejos de dos agentes especializados en la materia.

Teoría y práctica

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De 12 a 13 horas los taxistas escucharon atentamente las explicaciones teóricas de cómo defenderse en situaciones de riesgo. Escenario que todos ellos tienen muy presente después de la psicosis que sufrió el sector al ver cómo compañeros sufrían atracos y veían peligrar su integridad física en algunos casos. Además, también recibieron consejos a la hora de comunicarse con un potencial asaltante. Es importante también este aspecto, aunque según las declaraciones de los afectados por la banda de atracadores ya disuelta de poco les sirvió a ellos, ya que la clara determinación a cometer los delitos prevaleció sobre cualquier intento de entablar una mínima conversación.

En la parte práctica, los instructores simularon dentro de un taxi posibles situaciones de riesgo. Utilizaron para ello un cuchillo. Repitieron qué hacer en un escenario de violencia y cómo resolverlas de la forma más eficiente. Está previsto que el curso de autodefensa se prolongue durante varias semanas en doble sesión, mañana y tarde, con la intención de llegar al máximo número posible de profesionales del taxi.

Detenciones

La detención este martes de cuatro personas, tres de nacionalidad brasileña y una chica ucraniana, supuso el punto y final de la ‘operación bajada de bandera’. Las pesquisas se iniciaron el pasado 17 de diciembre. Un joven denunció haber sufrido una paliza en Gomila y fue obligado a sacar dinero de un cajero siendo amenazado con un cuchillo.

Días después se sucedieron los asaltos por la noche a los taxistas. Los delincuentes recurrían a la agresión física casi sin mediar palabra. Cogían a las víctimas por el cuello y les propinaban un aluvión de puñetazos y golpes por todo el cuerpo. Los arrestados vivían en Cala Major y el botín de sus atracos servía para costearse sus fiestas en las zonas de ocio nocturno de la capital balear.