La parte inferior de la litera imitaba un vagón azul y rojo. Había una frase escrita en alemán: «Viajes de ensueño». Y abajo, en mayúsculas, el nombre del mayor de los tres hermanos, de 14, 9 y 7 años. Los trayectos del tren no siempre finalizaban en el mundo de los sueños. La pequeña vivió un calvario. | Redacción Sucesos

TW
2

La Sección Segunda de la Audiencia Provincial ha confirmado la condena a una pareja que encerró a una niña de nueve años en una litera-jaula de un domicilio de Calvià entre 2016 y 2017. El tribunal ha ratificado la pena que la jueza titular de lo Penal 2 de Palma impuso a la madre de la menor, un año y medio de prisión, y a su entonces compañero sentimental y padrastro de la víctima, un año y nueve meses por malos tratos habituales.

La acusación particular, ejercida por el Institut Mallorquí d’Afers Socials (IMAS), recurrió la sentencia al considerar que la pareja debía ser condenada también por dos delitos de maltrato habitual y otros dos de trato degradante a los dos hermanos de la víctima. En su recurso hizo referencia a informes psicológicos de los servicios sociales y de los educadores.

Noticias relacionadas

El tribunal recuerda que la magistrada que juzgó el caso absolvió a los procesados de maltrato habitual y de trato degradante hacia los dos hermanos de la perjudicada. Los jueces recogen que ninguno de los dos menores fueron explorados en el acto de juicio oral. «La sentencia razona lógica y debidamente las conclusiones que se derivan de la actividad probatoria. De este modo, la transmutación en condena de la absolución dictada no puede realizarse».

Los hechos se remontan a principios de 2016. El padrastro de la niña instaló una estructura con unos palos de madera alrededor de la cama de la litera donde dormía la pequeña. Aquel verano, según considera demostrado la Audiencia Provincial, el hombre colocó un cerrojo en la parte exterior «a modo de jaula». Allí encerraban a la niña como castigo, sin salir, únicamente para acudir al baño. La sentencia ratificada por el tribunal sostiene que el 31 de enero de 2017, la menor estaba encerrada en la cama-jaula y pidió al acusado para ir al baño. El procesado accedió, pero le dio un fuerte empujó y le causó una contusión en la pierna izquierda. La madre no hacía nada para evitar los castigos y las agresiones.