Las obras del hotel Llaüt Palace, donde se produjo el accidente laboral, el 21 de septiembre de 2015. | Alejandro Sepúlveda

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Un total de 12 personas serán juzgadas por el derrumbe del hotel en construcción de s’Arenal que se saldó con dos obreros fallecidos y tres heridos en septiembre de 2015. El Ministerio Público solicita una condena de tres años y medio de cárcel para cada uno de los investigados, que son arquitectos, ingenieros del proyecto hotelero, constructores, directores y coordinadores de la obra. Están acusados de un delito contra los derechos de los trabajadores, homicidio y lesiones imprudentes.

La construcción del complejo, de cinco estrellas, debía estar finalizada el 30 de abril de 2016 por compromisos suscritos con los operadores turísticos para su inauguración. El forjado del hotel Llaüt Palace, situado en el número 2 de la Avenida América, se derrumbó sobre las once de la mañana del 21 de septiembre de 2015.

«Sin vigilancia ni control»

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El accidente, según la Fiscalía, se produjo al retirarse «indebidamente» los puntales que soportaban el voladizo de hormigón. Ninguno de los acusados realizó los cálculos sobre la disposición, modo y número de puntales necesarios para su soporte. Hubo irregularidades en las medidas de seguridad al realizarse los trabajos de desencofrado «sin vigilancia ni control». El proyecto de estructura presentaba «importantes deficiencias» porque no contenía un plan de apuntalamiento y desapuntalamiento.

El estudio de seguridad y salud, indica el fiscal Miguel Ángel Anadón, presentaba igualmente importantes carencias. Era «absolutamente genérico, sin adaptarse a la obra que se ejecutaba». El plan de seguridad, elaborado por la contratista Ferrovial, tampoco guardaba relación con la obra.

El representante del Ministerio Público enumera una serie de deficiencias en su escrito de acusación que, según su versión, provocaron que el voladizo de hormigón, de 44 metros cuadrados y 55 toneladas, se desplomara.

Dos obreros, José Gómez Martín, de 56 años, y Manuel Arazola Quesada, de 31, murieron aplastados por el enorme forjado. Los dos trabajadores quedaron sepultados bajo maderas y puntales y aprisionados por el hormigón. Los compañeros dieron la voz de alarma y en breve se personaron los servicios de emergencias, pero no pudieron hacer nada por salvarles la vida. Algunos acusados han consignado ya cerca de 400.000 euros para hacer frente a posibles indemnizaciones.