Las paredes del ático volaron a consecuencia de la tremenda deflagración. | Alejandro Sepúlveda

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El joven que el viernes por la noche resultó herido muy grave en el deflagración de su ático del Coll den Rabassa permanece ingresado en la Unidad de Grandes Quemados del hospital de Vall d’Hebrón, en Barcelona, en estado de coma inducido.

Este martes, este diario visitó el edificio siniestro, en el 19 de la calle Francesc Frontera, y Guillermo, el presidente de la comunidad, explicó que «estamos tratando de recuperar la normalidad, aunque todavía hay tres casas precintadas: el 6B, donde se produjo la explosión, el 6A y el 5C, que está justo debajo y donde entró toda el agua de los bomberos. Además, se le cayó el falso techo debido a las altísimas temperaturas que se registraron».

Reparaciones

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Este mismo vecino contó que ya se ha reparado el agua y el gas, aunque la antena de la antena se quemó en el incendio que siguió a la brutal deflagración. «Lo que sabemos es que fue una bolsa de gas. La explosión fue tremenda, basta ver cómo ha quedado el ático», añadió. El joven herido, que en el momento de la deflagración se encontraba con sus padres, sigue en estado muy grave, y sus vecinos relataron que está «en coma inducido porque su situación es muy dolorosa. Tiene medio cuerpo quemado y está sedado. Lo más positivo es que al parecer está fuera de peligro. El jueves empiezan las operaciones».

En el edificio del Coll son conscientes de que el desastre podría haber sido mucho peor: «Lo que le ha pasado al chico es terrible, pero así como quedó el ático y la cantidad de paredes y cascotes que cayeron a las terrazas de las plantas bajas, es un milagro que no hubiera más víctimas. Hemos tenido mucha suerte».

La madre del joven herido también sufrió quemaduras en la cara, pero su estado no es preocupante. Todo apunta a que hubo una fuga de gas, que no fue detectada por la familia que vivía en el ático, y que el chico, cuando estaba recargando un mechero, provocó accidentalmente la deflagración.