Ciotau, en la primera sesión del juicio que se celebra en la Audiencia de Palma. | Alejandro Sepúlveda

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Los dos forenses que examinaron a Ioan Ciotau, el hombre que asesinó a puñaladas a su esposa el 29 de mayo de 2016 en el Port de Pollença, descartaron este miércoles en la tercera sesión del juicio con jurado en la Audiencia de Palma que sufriera un trastorno mental. «No puede ser tan corto, se tiene que manifestar», apuntó el doctor Julio López Bermejo. «No hay nada que nos haga pensar que actuara de forma extraña», añadió Borja Moreno. El acusado afronta una petición de la Fiscalía de 22 años de cárcel por asesinato y una indemnización de 100.000 euros para cada uno de sus dos hijos.

Los médicos observaron rasgos paranoides y esquizoides en el acusado. «Son personas suspicaces, celosas y con reacciones de desconfianza. Tienen tendencia al aislamiento y poco interés en la vida social».

El perito contratado por la defensa, Fernando Gómez, realizó un informe sobre la salud de Ciotau. «Este señor padecía un trastorno mental transitorio, que es la anulación de comprender lo que uno está haciendo. Desde que su mujer abandonó el hogar empezó a sentir síntomas compatibles con un estado depresivo».

El doctor relató que Ioan Ciotau pensaba que Lucia Patrascu le estaba siendo infiel. «Llegó a un punto patológico de bajar a la calle a diario para comprobar si estaba el coche. Eso es una conducta anormal porque pensaba que se estaba viendo con otro hombre y se quedaba con su dinero del banco».

El especialista afirmó que el hombre tiene síntomas de estrés postraumático. Los otros dos forenses rechazaron este punto ya que no se puede diagnosticar hasta después de un mes de los hechos.

Ioan Ciotau estaba «muy tranquilo después de acuchillar a su mujer, demasiado tranquilo». El primer policía local de Pollença que llegó al piso donde ocurrió el crimen de Lucia Patrascu preguntó al acusado si había sido él. «El hombre asintió con la cabeza y me hizo así con las manos» (el agente imita el gesto y junta las muñecas como para ser detenido).

La víctima, horas antes, llamó al teléfono gratuito del Instituto de la Mujer. «La llamada duró 36 segundos, no sabemos si alguien le contestó», señaló un policía judicial. Una agente que participó en la detención del sospechoso explicó que el acusado confesó que había matado a su esposa. «Contó que las cosas no iban bien porque ella se iba con otros hombres».

Dos forenses que practicaron la autopsia a la víctima manifestaron que la mujer tenía contusiones, hematomas y siete de heridas por arma blanca. La primera cuchillada fue por la espalda. «No luchó, no tuvo posibilidad de defenderse», indicó un facultativo, quien agregó que murió por la pérdida abundante de sangre.