Imágenes de la finca donde se hallaban las tortugas. | Julio Bastida

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«Nosotros no somos traficantes de tortugas. Mi pareja lleva más de 30 años criando estos animales como hobbie y nos han tratado como si fuéramos delincuentes. Es más, puedo decir que es un fanático de estos animales, es su vida. De hecho, hemos pasado 15 días en la cárcel y os podemos enseñar toda la documentación de que lo tenemos todo en regla». Así lo explica Muncia, una de la criadoras de las tortugas intervenidas por la Guardia Civil en el marco de la ‘operación Coahuila’.

«El día 27 de junio, a las nueve de la mañana se personó la Guardia Civil. Lo primero que hicimos fue entregar cuatro archivadores con toda la documentación de las tortugas. Hicieron la inspección. Mi pareja (propietario de los animales) colaboró en todo momento con los investigadores y les facilitó información concreta sobre los grados de protección de cada animal», añade Muncia.

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«Lo más sorprendente es que a pesar de tener toda la documentación en regla el teniente del Seprona nos dijo que procedería a nuestra detención. Actualmente, estamos en libertad sin fianza, pero nos han quitado los pasaportes. Queremos denunciar que a la Guardia Civil le han interesado los animales, pero no los papeles. Además, una de las tortugas que se llevaron falleció. Sabían que había tortugas en gravidez, es decir, que llevaban huevos y les avisé que si las trasladaban podrían perder el embrión. Ellos no hicieron caso y se los llevaron», señala la propietaria detenida.

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«Yo lo que quiero dejar bien claro es que estas tortugas no son ilegales y que somos particulares, no criaderos ilegales. El señor de Barcelona tiene una tienda de mascotas y todo lo hace legal. Tenemos todos los papeles de los animales y nos gustaría que lo revisaran. Nos han hecho mucho daño».