Celebración de la última diada de la Policía Local de Palma. | Alejandro Sepúlveda

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La trama de presunta corrupción en Palma entra en su fase final. La Fiscalía Anticorrupción centra sus esfuerzos en investigar una supuesta red de espionaje a responsables políticos, jueces y fiscales dentro del Cuerpo de la Policía Local de Palma.

Dentro de la misma, según información a la que ha tenido acceso Ultima Hora, la misma estaría centrada en varios episodios vinculados con tareas de espionaje paralelas a la actividad policial. Uno de los casos es la sospecha de la existencia de un piso franco desde el que se realizaban vigilancias. También se investiga los supuestos seguimientos realizados a policías y la elaboración de informes por responsabilidad de agentes que estaban colaborando con la Fiscalía con la finalidad de imputarles delitos penales.

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Así, lo que pretendían era «quitarlos del medio» y frenar la colaboración con la Justicia. Otro de los puntos a tener en cuenta en esta pieza es la creación de una unidad de información en la Policía Local. En aquella época, el comisario Rafel Estarellas reconoció en sede judicial que la idea de crear dicha unidad fue suya y del coordinador del CNI. En los interrogatorios, Estarellas ya tuvo que contestar a las preguntas del fiscal Miguel Ángel Subirán en referencia a un episodio en el que se intervino droga al hijo de una alto cargo de Cort de máxima confianza del alcalde (Mateu Isern). El acta de esa actuación no se tramitó y antes de que se produjera se buscaron datos de esa familia en los ordenadores de la policía.

La versión que ofreció Estarellas fue que les llegó una queja por la dirección del instituto sobre un grupo de chavales. Como él tenía una relación de amistad con la madre del joven, quería saber si uno de ellos era su hijo porque «le sabía muy mal».

Otra de las claves en torno a esa trama de espionaje es la carpeta de diez gigas que apareció en el ordenador de la conductora de Estarellas. Finalmente, también se analiza si varios agentes adquirieron un equipo muy caro (alrededor de medio millón de dólares) para realizar escuchas telefónica. Los investigadores tratan de esclarecer para qué se utilizó ese sofisticado aparato y quién financió su adquisición.