La sospechosa en los juzgados tras quedar en libertad.

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A las nueve y media de la mañana de este martes, un bombero fuera de servicio acudió a uno de sus domicilios, en sa Garriga (Palma). A las ocho de la tarde firmaba el alquiler con los nuevos inquilinos y tenía que retirar algunos objetos. Es una casa mallorquina, heredada, de muchos años de antigüedad. Tiene 19.000 metros cuadrados de terreno.

Al llegar sorprendió a una mujer alemana que estaba saltando la barrera. La sospechosa le dijo que conocía a la familia que vivía allí. El dueño, ávido, la puso a prueba. «¿Sí?, ¿A Toni?». Ella afirmó. Error. El nuevo inquilino no se llama así. La mujer contó que reside en Santanyí y le pidió que avisara a un taxi.

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El bombero llamó al 112 y acudió la Policía Local y la Nacional. El dueño de la casa demostró que aunque no resida allí es una vivienda habitual a la que acude casi a diario para alimentar a los animales y cuidar los árboles frutales. La Policía Nacional detuvo a la mujer por un presunto delito de allanamiento de morada.

«No ha habido robo ni desperfectos, tampoco le deseo ningún mal a la chica extranjera, pero hasta que no legislen como toca, lo único que cabe es denunciar. Denunciar para que estas mafias organizadas que deambulan buscando viviendas para okupar se lo piensen dos veces», indicó el dueño de la casa. La detenida quedó en libertad tras pasar a disposición judicial.