El jefe de Desokupa muestra la hoja que dejan a los okupas que no les abren la puerta. | Alejandro Sepúlveda

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Daniel Esteve, jefe de Desokupa, lleva un pinganillo en la oreja derecha para responder llamadas. «Empiezan a partir de las ocho de la mañana, recibo más de 150 diarias», comenta el empresario, este jueves en una sala privada de un hotel del Paseo Marítimo. «Somos como el teléfono de la esperanza», dice. Esteve pasó el día en Palma en busca de colaboradores para su desembarco inminente. Las llamadas que recibió tras aparecer en Ultima Hora le animaron a venir. «Aquí va a haber negocio. La mayoría de trabajos que vengo a desarrollar son las segundas viviendas okupadas a extranjeros».

PALMA.

El propietario de la empresa que caza okupas trabajará con los consulados. «Daremos servicio a todo el que nos llame. Una chica americana ha venido porque tiene un edificio con tres viviendas okupadas y se las vamos a ?desokupar? próximamente. Nos ha dicho que un jefe de la Guardia Civil de Mallorca les recomendó», señala este exboxeador. «Creo que aquí nos llamarán muchos extranjeros con segundas residencias». «Cuando vengan los extranjeros a sus mansiones y las vean okupadas va a haber auténticos dramas. ¿Y qué va a pensar el inglés de turno que está pagando su casa en Mallorca cuando llame a la policía y no le ayude? Va a querer vender la vivienda y olvidarse de la Isla. Y dirá a sus amigos que no vayan a Mallorca porque la policía no ayuda. No es verdad, es la ley. Si no se cambian los cimientos, no hay nada que hacer».

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Abrirán una base de operaciones en Mallorca por la cercanía con Barcelona, donde tienen su sede. Aquí ya llevan tres operaciones hasta el momento. Todos sus operativos los fotografían y graban en vídeo para demostrar que actúan negociando, sin violencia, y así evitar problemas con la Justicia. Luego publican las imágenes en sus redes sociales. Desokupa acumula once denuncias por amenazas y coacciones. Han sido absueltos en todos los juicios. El equipo lo forman 10 personas. Seis son directores de seguridad o guardaespaldas y cuatro son negociadores. Hay dos mujeres en plantilla.

Hay excepciones, casos que no aceptan. «No voy a sacar a la calle a una familia con cuatro niños porque yo también okuparía por necesidad viviendas de los bancos».