Bartolomé Cursach en el momento en que abandona la prisión de Palma. | Alejandro Sepúlveda

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A las nueve y veinte de la noche de este pasado miércoles, Bartolomé Cursach salió por una puerta lateral del centro penitenciario de Palma. El empresario regateó a la mayoría de los periodistas que le esperaban apostados en la puerta principal desde hacía horas. Nadie lo vio. Caminó sigiloso, por detrás de las cámaras, y se introdujo en un Lexus RX 450h blanco, donde le recibió su mujer.

Dos trabajadores del Grupo Cursach en un Audi y un empresario de seguridad con un Lexus le esperaron en el aparcamiento de la prisión. Juanito García, excampeón del mundo de kickboxing, amigo de la familia y empleado de MegaSport, se colocó en la puerta principal para despistar a los medios de comunicación. Bartolomé Cursach los esquivó. La jugada fue maestra, de estratega.


Bartolomé Cursach sale de prisión

El empresario, que llevaba un año y un mes encarcelado, reunió un millón de euros de fianza que le impuso la Audiencia Provincial en cinco horas. El tribunal aceptó de forma parcial la petición de su defensa y considera suficiente la medida para garantizar que no evitará la acción de la Justicia. Además, le retira el pasaporte y le obliga a comparecer mensualmente en el juzgado. Durante toda la tarde, su defensa hizo numerosas gestiones para aportar la fianza ante el juzgado de guardia, algo que hizo con un cheque.

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La Audiencia había rechazado en diciembre la anterior petición de la defensa. En aquella ocasión ya hubo un voto particular favorable a la imposición de una fianza. Desde ese momento hasta ahora han cambiado algunos elementos en la causa: se ha resuelto la recusación del juez Manuel Penalva, no ha habido nuevas denuncias de agresiones o amenazas a testigos y todavía no hay ningún juicio contra Cursach a la vista, más allá del ya celebrado por tenencia ilícita de armas, que está a la espera de sentencia.

El tribunal acepta los argumentos que dio el letrado que representó a Cursach en la vista, Fernando Mateas. El auto señala que la privación de libertad «no es estrictamente necesaria» y que algunos de los peligros que se pretendían evitar con la prisión de Cursach han bajado. Así, recuerda que ya sólo quedan pendientes dos causas por amenazas a testigos y que, desde noviembre, no se registra ningún episodio: «Ante la respuesta judicial, el riesgo se ha atenuado». Algo similar dice en torno al peligro de que Cursach vuelva a delinquir: «La propia investigación judicial y presión mediática del caso» habrían rebajado ese peligro.

Sobre la posibilidad de una fuga, el tribunal valora que el empresario tiene fuertes vínculos con Mallorca, que aquí está su familia y sus negocios y que tiene ya 72 años.

PALMA. TRIBUNALES. BARTOLOME CURSACH EN SU PRIMER JUICIO POR TENENCIA DE ARMAS.