Los vecinos de El Hoyo como Francisca Gómez o Jesús Arias, que aparece junto a su hija Sonia en la imagen, aseguran que la zona no es conflictiva. | Alejandro Sepúlveda

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Entre las calles sin asfaltar de El Hoyo, al final del Camí de Ca na Verda en el Secar de la Real, apenas circulan coches. Algunos niños juegan en la calle y los vecinos se muestran indignados por las comparaciones establecidas recientemente con el supermercado de la droga de Palma.

«Esto no es Son Banya», remarcan molestos. Los residentes defienden la ausencia de conflictos, presumen de su buena convivencia y muestran como en su entorno ni hay indicios de actividad delictiva ni la consentirían. El progresivo desmantelamiento de Son Banya y las sospechas de la Policía Nacional de la creciente actividad de tráfico de marihuana en El Hoyo han propiciado que las autoridades miren con lupa esta zona, que acumula décadas de historia pese a encontrarse en un Sistema General de Espacio Libre que es inedificable según la normativa del Ajuntament de Palma.

Tranquilidad

Pedro Salazar, que durante cuatro años dirigió el club federado de petanca Ca na Verda y lleva décadas en su casa, tiene claro que «si alguien hace cosas que no debe tampoco lo queremos aquí». «En cualquier barrio puede haber buena y mala gente, pero no nos pueden meter a todos en el mismo saco porque la gran mayoría somos trabajadores y no tenemos nada que ver con Son Banya», incide. «Esto (El Hoyo) es hasta aburrido, cada uno esta en su casa y vivimos muy tranquilos», señala al mismo tiempo que subraya que los mayores ya han advertido que no quieren marihuana en ningún sitio.

Perico, como le conocen sus familiares y allegados, señala a su vecino, Jesús Arias, y dice: «Mira, aquel es payo y nos llevamos perfectamente. Aquí vivimos gitanos y payos sin problemas», comenta destacando que él paga todos los impuestos que le corresponden siempre de forma puntual.

Armonía

Jesús asiente y abre las puertas de su vivienda para reivindicar que «aquí somos gente honrada y trabajadora y no vivimos en chabolas, cada uno tiene su casa lo mejor que puede». «No sé que intereses habrá detrás de la mala publicidad que se nos está dando, pero llevo 30 años aquí con unos vecinos gitanos y otros que no lo son y siempre nos hemos ayudado y hemos estado en armonía», comenta mientras enseña El Hoyo desde su terraza. Explica que tiene contadores de agua y luz y paga los recibos y que «ahora decir que vives en El Hoyo es un problema para encontrar trabajo porque en seguida lo han relacionado con algo negativo».

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Su madre, Francisca Gómez, que trabajó durante años como cocinera en el monasterio, lamenta que desde hace meses no tienen alumbrado en las calles de unas farolas que asegura que pagó ella. «Llevamos meses así y es un peligro para todos», afirma destacando que no hay ninguna pelea y que entre unos y otros siempre se han ayudado como ya hacían cuando algunos vivían hace mucho tiempo en Son Cotoner.

Una vecina reconoce que ella está enganchada al fluido eléctrico porque no le ha quedado otra opción y que le gustaría regularizar su situación. Desde el Ajuntament de Palma aseguran que no pueden realizar actuaciones de adecuación porque este hecho supondría la consolidación de la ocupación ilegal y un reconocimiento de derechos de los que no disponen.

Indignación

«Es una vergüenza que se diga que esto es ‘Son Banya 2’», recalca uno de los vecinos, que ejerce de chatarrero y no quiere que le graben ni que le tomen fotos. Insiste en mostrar su casa para dejar constancia de que no esconde nada. «Ponlo en el periódico y que se sepa la verdad ¿Cuántos yonquis hay caminando por aquí? ¿Cuántos coches raros has visto? ¿Habéis tenido algún problema? Nada de nada. Ni yonquis, ni coches y tampoco nadie se meterá con vosotros por caminar por aquí», declara. Lo cierto es que las poco más de cuatro calles de El Hoyo apenas tienen tráfico a primera hora de la tarde, no se detectan actitudes sospechosas y sus vecinos, molestos por la etiqueta, saludan.

«Producen más molestias los alquileres vacacionales que los residentes de la zona»

Desde la Associació de Veïnats del Secar de la Real niegan que existan problemas con los residentes en El Hoyo. «Molestan más los alquileres vacacionales que las personas que viven allí y las quejas que recibimos de los vecinos son más por el estado de las carreteras o las infraestructuras», subrayan.

«Han producido alarma y cierta intranquilidad las noticias que han aparecido en la prensa, pero nos ha sorprendido mucho, porque los vecinos de toda la vida siempre hemos conocido así El Hoyo, nunca ha habido problemas y la convivencia es de lo más normal», afirman desde la entidad, que valora de forma positiva que sí haya aumentado la presencia policial en toda la barriada.

Los residentes en las calles cercanas, por su parte, tampoco advierten cambios significativos. Algunos de los últimos en llegar ni siquiera sabían de la existencia de la zona y otros se extrañan al ser cuestionados por un posible aumento de la conflictividad. «Asusta pensar que esto ahora pueda tomar el relevo de Son Banya, pero por el momento ni podemos quejarnos de nada ni hemos visto situaciones extrañas», señalan residentes en el Carrer del Paborde Jaume desde el que se accede al Camí de ca na Verda, donde sí advierten que han crecido las edificaciones en este enclave ilegal.