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Un acusado ha admitido este lunes durante un juicio celebrado en la Audiencia de Alicante que secuestró a una mujer y sus dos hijos menores de edad tras entrar a robar en su vivienda, aunque ha negado que agrediera sexualmente a la primera.

El procesado, José Manuel V.D., que está en prisión provisional por estos hechos, solo ha contestado a las preguntas de su abogado, tras negarse a hacerlo a la fiscal y la letrada de la acusación particular.

El sospechoso se enfrenta a peticiones de penas que suman en total 42 años de prisión por delitos de robo, secuestro, agresión sexual y lesiones.

Los hechos ocurrieron en una vivienda de Benidorm (Alicante) pasada la medianoche del 4 de septiembre de 2016 cuando el acusado, que era vecino de la misma urbanización, aprovechó que la puerta de la vivienda de la víctima estaba abierta para colarse en el interior.

Iba con la cabeza cubierta con una media y armado con una pistola y una navaja con las que amenazó, según la Fiscalía, a la mujer y sus dos hijos menores de edad.

José Manuel V.D. obligó a la mujer a amordazar y maniatar a sus dos hijos y se marchó luego con ella de casa para ir a un cajero automático a sacar dinero, ya que, según su propia declaración, «no estaba conforme» con la cantidad que había en casa, al parecer 70 euros.

No obstante, al llegar al portal observó la presencia de varios agentes de Policía que habían sido avisados por los hijos de la víctima después de que lograran desatarse.

El acusado apuntó, presuntamente, a la rehén con la pistola y la obligó a abandonar con él el edificio por otra puerta.

Durante la huida, la obligó a llamar por teléfono a su marido, a quien exigió 5.000 euros como rescate, aunque él sostiene que actuó de esa forma «para despistar» a la Policía.

A continuación, la condujo hasta un aparcamiento, donde la volvió a encañonar con el arma de fuego y la agredió sexualmente, según las acusaciones.

La rehén ha contado de manera pormenorizada en esta sesión cómo transcurrieron los hechos, aunque ha tenido que parar el relato por las lágrimas al recordar el episodio de la agresión sexual.

Finalmente, la víctima logró huir corriendo después de que él se ausentara un momento para comprobar si podía escapar del aparcamiento.

A consecuencia de estos hechos, la testigo y su familia tuvieron que cambiar de domicilio porque los niños «no podían dormir», según ha indicado su madre.

Tanto la mujer como sus hijos han tenido que recibir tratamiento psicológico y presentan todavía diferentes secuelas por la traumática experiencia que han vivido.