Miquela Torrens, ayer, en la entrevista con este diario. | Teresa Ayuga

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«Recuerdo que entrené en Palma y después me fui a cenar. Luego, de madrugada, volvía a mi casa de sa Pobla, pero no recuerdo el accidente. Ni tampoco los primeros días que pasé en el hospital. Lo que sí sé es que he vuelto a nacer». Miquela Torrens Terrassa, vecina de sa Pobla de 19 años, es la joven que fue arrollada por un conductor el pasado día 28 de enero en la autopista de Inca. Este sábado concedió una entrevista a Ultima Hora.

Tiene un optimismo contagioso y, a pesar de que todavía se está recuperando de las graves lesiones sufridas, tiene claro que más pronto que tarde volverá a jugar a fútbol, su gran pasión.

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Vuelta a sa Pobla

Esa noche del viernes al sábado la joven la pasó en Palma, pero poco antes de las tres de la madrugada decidió retirarse «porque al día siguiente tenía partido de tenis y no quería llegar muy tarde». Se puso al volante del Seat Altea heredado de su madre y se dirigió a sa Pobla por la autopista: «Sé que le puse un 'whatsapp' a mi madre para decirle que ya salía de Palma, como hago siempre. Luego ya no recuerdo más». A la altura de Santa Maria, a una velocidad muy alta, irrumpió un Volkswagen Golf en el que viajaban dos hermanos guatemaltecos, que literalmente la arrollaron. Uno de los inmigrantes falleció, el otro conductor quedó muy grave y Miquela resultó con lesiones severas en una pierna, pulmones y otras partes del cuerpo. «Como no llegaba, mi madre se puso nerviosa y llamó a mi hermana. A las cuatro comprendieron que era imposible que no hubiera llegado y mi hermana contactó con el 112 y el 061, que le contó lo que había pasado», añade.

La mallorquina sobrevivió milagrosamente a la brutal colisión y tuvo a su lado a un ángel de la guarda: «Había un policía nacional y una enfermera que estuvieron ayudándome mucho en esos momentos terribles. Se portaron muy bien conmigo y desde aquí me gustaría agradecérselo, como a otros coches que se pararon a ayudar. También quiero dar las gracias al personal de Son Espases y a mis familiares y amigos, que me han apoyado mucho». Miquela pasó casi una semana en el hospital y ahora sigue la recuperación desde su casa. Va en silla de ruedas y tiene un pie seriamente lesionado. También se cansa con facilidad, porque tiene los pulmones afectados.