El presidente del Mercat de l’Olivar, Jaume Aguiló y el vicepresidente, Emilio Mesquida lamentan los problemas que generan los indigentes en general y uno en particular. | Alejandro Sepúlveda

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Entre la impotencia y la indignación, los comerciantes del Mercat de l’Olivar sufren cada día los problemas que ocasionan los indigentes en general y uno en particular, que atemoriza a trabajadores y usuarios con episodios violentos. Problemas de higiene y de imagen, peleas y actitudes agresivas dan forma a una espiral de conflictos que no encuentran respuesta por parte de las instituciones tras más de un año tocando todas las puertas.

«Se trata de una persona agresiva con arma blanca. Parece que hay que esperar a que pase alguna desgracia para que se actúe», apunta el vicepresidente del Mercat de l’Olivar, Emilio Mesquida. A su lado y a escasos metros de varias latas de cerveza y basura, asiente el presidente, Jaume Aguiló, que señala que este mendigo «intimida solo con la voz y tiene atemorizada a la gente».

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Desde hace tiempo requieren la intervención del Ajuntament de Palma y del Consell, pero la respuesta institucional no ha sido efectiva y el problema se agrava. «Si estuviera delante de Cort no dura dos horas y aquí puede estar todo el tiempo que quiera. Según el enclave se soluciona el problema, pero tanto este hombre como el resto de indigentes se han instalado en el Mercat», señala Aguiló. «Sabemos que es un problema social, pero queremos una solución. No puede ser que esta gente ensucie, haga sus necesidades en cualquier sitio, dé problemas y no se pueda hacer nada», añade.

Desde Cort son conscientes de la problemática y en colaboración con el Institut Mallorquí d’Afers Socials (IMAS) dependiente del Consell han ofrecido al indigente ir al centro de Ca l’Ardiaca. Unidades especializadas le hacen un seguimiento, pero tanto el mendigo como el grueso de los indigentes rechazan cualquier ayuda.