El fiscal Subirán en los juzgados de Vía Alemania. | Alejandro Sepúlveda

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Nuevos y reveladores datos ponen de manifiesto la crispación y tensa relación que mantiene el polémico fiscal anticorrupción Miguel Ángel Subirán con un gran número de agentes de la Policía Nacional.

Tras conocerse la noticia adelantada por Ultima Hora en la que la Jefatura de Policía de Balears había remitido medio centenar de quejas e incidencias del citado fiscal al secretario de Estado de Interior, este periódico ha tenido acceso al contenido de algunos de los anexos policiales. En su gran mayoría, las minutas policiales (escritos de queja) hacen referencia al trato, presuntas malas contestaciones, falta de educación y ausencia de modales de Subirán.

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Funcionarios adscritos a la Brigada de Seguridad Ciudadana (Grupo de Escoltas) se quejan de que el fiscal parece que juega al ?pilla pilla? con los agentes asignados a su seguridad. En los escritos, los escoltas alegan que Subirán en algunas ocasiones trata de despistarlos, ponerlos a prueba o no les comunica sus movimientos. Este punto resulta especialmente grave cuando el protegido se marcha a su vivienda de la Colònia de Sant Jordi (Ses Salines) sin avisar a su personal de seguridad que tiene asignado.

Los policías también se quejan de que para protegerlo tienen que salir corriendo de forma intempestiva detrás de él, que se marcha en su patinete eléctrico. De hecho, en los ámbitos policiales más estrechos ya le han apodado como el fiscal Jumper, como la película de 2008.