Joaquín Fernández 'El prestamista' rompe su silencio y habla tras el mediático juicio que le ha sentado esta semana en el banquillo de los acusados. | J. Jiménez / J. Bastida

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Nos recibe en su espectacular casa de Marratxí todavía nervioso por el mediático juicio que le ha sentado esta semana en el banquillo de los acusados: «Era inocente y la justicia me ha dado la razón. Vaya cuatro años hemos pasado». Es el personaje del momento y ha recibido llamadas de numerosos medios nacionales y locales. Joaquín ‘El Prestamista’ rompe hoy su silencio para Ultima Hora.

Usted hace dos años ya adelantaba que todo quedaría archivado.
—Porque yo no soy un extorsionador o un secuestrador, como se decía. Yo me levanto cada día a las siete de la mañana para ir a trabajar y vuelvo a casa a las dos de la tarde. No soy el delincuente que algunos habían pintado, soy un padre de familia.

—Tras escuchar la sentencia no podía esconder su euforia.
—Es que han sido cuatro años muy duros. Me acusaban de delitos terribles y mi familia lo ha pasado muy mal. A mi hija hemos tenido que sacarla del colegio porque los niños le decían que era la hija del que secuestraba. Y mi mujer iba a comprar al súper y la gente la miraba y la señalaba con el dedo. Ahora, por fin, todo eso ha acabado.

—A usted le acusaban de ser muy violento con los que no devolvían los préstamos.
—Vamos a ver. Cuando un jugador de fútbol comete una falta el árbitro va y lo amonesta. Luego le puede sacar la tarjeta amarilla o la roja. A mí me vienen a pedir dinero y si yo lo dejo es normal que luego lo quiera recuperar. No extorsiono, sólo pido lo mío. No confundamos. Es normal que lo mire con mala cara y le diga: «Oye, págame».

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—¿Y si no pueden devolver ese dinero?
—Lo que pasa es que hay gente que conoce la Ley y no quiere pagar. Van y piden una orden de alejamiento al juzgado. Y entonces ya no me puedo acercar a esa persona. Y yo vivo de mis préstamos. Pido lo que es mío.

—¿Cómo funciona su negocio de préstamos?
—Yo presto dinero con intereses. Pero no soy el único. Los bancos, con el dinero de plástico, cobran más intereses que yo. Quiero dejar una cosa bien clara: los bancos llevan a gente al suicidio: se suben a un quinto piso y se tiran porque no pueden pagar la hipoteca. Yo no obligo a nadie a pedirme dinero. Pero si alguien lo hace, sabe que tiene que pagarme una comisión. Y si ese interés es muy alto, que se vaya al banco. Sólo pido lo que haría cualquier hombre de negocios: si alguien me pide dinero se lo dejo, pero que me lo devuelva. Y con el interés que yo le he dicho. Esto es así de claro, no hay nada de extorsiones.

—Cuando empezaron a interponerse tantas denuncias contra usted por delitos muy graves, ¿se veía en prisión?
—Mire, yo tengo una cosa muy clara: respeto la Ley y creo en la justicia. Todo lo que decían de mí era falso: ni torturo, ni extorsiono a nadie ni mucho menos secuestro. Y no es que lo diga yo, es que ha quedado visto así en el juicio de esta semana. Por eso sabía que saldría libre de todo este calvario.

—¿Y la trama delictiva que existía, según la policía?
—La jueza se ha dado cuenta de que aquí en Mallorca hay una trama de estafadores, pero que ese estafador no es Joaquín Fernández. Por cierto, quiero agradecerle a mi abogado David Salvá el grandísimo trabajo que ha hecho durante todo este tiempo. Los últimos quince días casi ni comía, preparando el juicio.