El excomisario Rafael Estarellas, detenido en el juzgado. | Alejandro Sepúlveda

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El antiguo ‘número dos’ del cuerpo, el excomisario Rafael Estarellas, que ingresó el martes en prisión preventiva, declaró al juez Manuel Penalva que informó a los servicios secretos españoles de la trama de corrupción en el cuerpo.

Según su versión, corroborada por otro de los agentes encarcelados, la decisión de acudir al CNI fue tomada por él, el mayor José Antonio Bravo y el intendente Nicolás Herrero.

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Relata que, a partir de que robaran el arma a uno de sus compañeros pusieron en marcha una investigación. Eso les llevó hasta un rumano que trabajaba en la zona y que, en una reunión privada, les reveló la existencia de la trama: en concreto apuntaba a dos de los agentes que han estado en prisión preventiva y a otros que pertenecían a la Policía Nacional y a la Guardia Civil. Ese informante les habló de cobros de sobornos, en la colocación de cámaras de seguridad e incluso en viajes a Rusia vinculados con la trata de mujeres.

Esa situación «sobrepasó» a Estarellas que habló con otros mandos. Tras sopesarlo y, como había implicados otros cuerpos, la decisión que tomaron fue acudir a los servicios de inteligencia. El excomisario declaró al juez que él hizo la gestión con su «contacto institucional». Éste le respondió un mes más tarde y le dijo que sólo les interesaba la trata de blancas y que la Policía Nacional y la Guardia Civil ya investigaban los demás hechos. No es la única vez que Estarellas mencionó a los servicios de inteligencia en su declaración del martes.