Emerson M. H, colombiano de 37 años, en el banquillo de los acusados | Alejandro Sepúlveda

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El fiscal ha pedido este miércoles 11 años de prisión por homicidio para Emerson M. H., el acusado de matar a un joven clavándole una botella de cristal en el cuello en una reyerta ocurrida cerca de la plaza Gomila la pasada Navidad, el abogado de la familia del fallecido ha pedido 15 años, y la defensa una condena de 3 meses.

En el turno de última palabra al final del juicio, el acusado ha pedido perdón a la familia por la muerte del joven, especialmente a su madre, y ha dicho que nunca fue su intención matarlo. «Si tuviera todo el dinero del mundo yo lo daría aunque sé que eso no le devolvería la vida a ese muchacho», ha afirmado.

En sus conclusiones finales en el juicio celebrado ante un jurado en la Audiencia de Palma, el fiscal Ladislao Roig ha calificado los hechos de homicidio y ha modificado la petición de pena, que en un principio era de 12 años de prisión y ha rebajado a 11 porque el acusado ha reparado parcialmente el daño causado, aportando 12.000 euros para la familia, si bien reclama que sean 50.000 euros.

El suceso ocurrió en la madrugada de Navidad en las escaleras de la avenida Joan Miró, en una reyerta producida después de una pelea inicial en una discoteca. El primer enfrentamiento se produjo porque alguien del grupo de la víctima hizo tocamientos a la hija del acusado y acabaron echándoles del local.

Unos veinte minutos después ocurrió en las escaleras la reyerta en la que el acusado le clavó una botella rota a la víctima en el cuello, que murió al día siguiente por las heridas.

El fiscal se ha referido varias veces al vídeo de la agresión grabado por un testigo, para señalar que el acusado arremetió contra la víctima, porque subió varios escalones y apartó a tres personas para enfrentarse a él, y no se echó hacia atrás como cuenta en su versión de los hechos, según la cual defendía a su mujer y su hija del lanzamiento de botellas.

Según el fiscal, el acusado «lo recuerda todo menos el momento en el que clava la botella en el cuello de la víctima», algo que ha achacado a su «memoria selectiva». Ha subrayado que el agresor «no se limita a clavar la botella, sino que tira para abajo y asegura la intención», como revela el corte oblicuo que recoge la autopsia.

El abogado de la familia del fallecido, Fernando Mateas, ha solicitado una condena de 15 años por homicidio con abuso de superioridad y una indemnización de 150.000 euros.

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Ha pedido al jurado que «no se cansen de ver el vídeo las veces que haga falta», porque aunque es incompleto, revela que el acusado falta a la verdad porque se encaró con la víctima, apartó a varias personas, rompió una botella, se colocó y le asestó «un solo golpe certero» en el cuello. Que se marchara a toda prisa indica, en opinión del abogado, que era «consciente» de lo que había hecho.

El letrado cree que el homicidio se produjo en una situación de claro abuso de superioridad porque el agresor sabía que la víctima estaba borracha -según el análisis forense su alcoholemia era de 1,01 gr/l de sangre-, y además es corpulento mientras que el fallecido pesaba unos 62 kilos.

El defensor, Alberto García, ha pedido una condena de 3 meses de prisión y a indemnizar a la familia con 50.000 euros por homicidio imprudente, ya que considera que su defendido no tenía ánimo de matar, como demuestra que al principio de la agresión no se movía y que solo rompió una botella después de que la víctima intentara hacerlo antes con varios golpes.

Aprecia además las circunstancias atenuantes de confesión, reparación parcial del daño, actuar bajo influencia del alcohol, con miedo insuperable y en legítima defensa porque «se estaba defendiendo de un ataque inminente» ya que la víctima y le gritaba que lo iba a matar.

Antes de las conclusiones, una de los forenses que hicieron la autopsia al joven y que ha declarado como perito ha dicho que la agresión fue con intención de matar: «Fue con una intensidad suficiente, localizada en un lugar vital en el cuello, no está en el brazo, y sabiendo que hay unos vasos de sangre que están localizados en el cuello, que es una localización vital y cuando se realiza con un arma es para asegurarse esa intención».

El corte seccionó músculos, así como la vena yugular y la arteria carótida, según los forenses, que en su informen calificaron el suceso como una «muerte violenta de tipo homicida», algo que han ratificado ante el jurado, al que han explicado que la víctima no presentaba heridas de haberse defendido.

«Allí se requirió una intensidad de profundidad para seccionar todo, se requirió una fuerza importante, un golpe intenso», ha dicho la especialista. Su compañero ha insistido en el carácter homicida de la agresión «porque ha penetrado, ha atravesado el músculo, ha llegado a los vasos y ha seguido profundizando a los músculos que están debajo».

Una vez finalizado el juicio, los miembros del jurado recibirán el objeto del veredicto y este jueves comenzarán a deliberar.