Dos agentes de la Policía Nacional dialogan con varios jóvenes en Plaça d’Espanya, de Palma. | Alejandro Sepúlveda

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Hace dos años que abrió el supermercado Trady’s en la Plaça d’Espanya, de Palma. Juan Cruces, su propietario, nunca había tenido problemas. Hasta hace tres meses. A principios de verano, cuando acabaron las clases, empezaron los actos vandálicos. Jóvenes de entre 16 y 20 años se reúnen en la puerta del pequeño comercio y entorpecen la entrada a los clientes. Son adolescentes que juegan a fútbol y usan el escaparate del negocio como portería. «Los chavales se lo toman como un juego, se ríen de la Policía Nacional».

El dueño del Trady’s ha puesto detectores de movimiento en la nevera de las bebidas para evitar más robos. También ha instalado cámaras de seguridad. Está harto. «Esto es a diario. Aquí se pueden reunir 40 o 50 chavales de todas las nacionalidades».

El comerciante explica que ha presenciado cómo los jóvenes, «que llevan navajas, han quitado las ruedas y los frenos de las bicicletas» aparcadas junto a su local. «Esto parece Son Gotleu pero en plena Plaça d’Espanya». Cruces relata que no sólo está molesto con el comportamiento de los jóvenes, sino que está perdiendo caja. «La venta me ha bajado un 80 %. Aquí pagamos un alquiler muy elevado y no hacemos caja».