El procesado, en el banquillo de la Audiencia durante el juicio. | Alejandro Sepúlveda

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Un hombre de 37 años ha admitido este lunes ante la Audiencia de Palma una condena de 2 años de cárcel por estafa en la venta de viajes, una pena cuya ejecución quedará suspendida con el compromiso de que el estafador abone casi 100.000 euros a las víctimas en un plazo máximo de un año.

La fiscalía pedía inicialmente 9 años de prisión para el acusado por el presunto fraude de 117.000 euros a una treintena de personas mediante la venta de billetes de avión y estancias de hotel inexistentes.

El acusado ha admitido los hechos y se ha conformado con una condena de un año de prisión por estafa con la circunstancia atenuante muy cualificada de reparación del daño, y otro año por falsedad, con atenuante de confesión, también muy cualificada.

Se suspende la ejecución de la pena con el compromiso de pago de la responsabilidad civil a las víctimas de casi 100.000 euros en un máximo de un año.

La suspensión de la pena se ha admitido porque el acusado no tiene antecedentes penales, pero si no cumple el compromiso de pago, ingresará en prisión.

Según el relato de la acusación pública, el encausado había trabajado junto a la que entonces era su esposa en una agencia de viajes que cerró en marzo de 2012 y posteriormente estuvo empleado como comercial en otra empresa del ramo hasta enero de 2013.

Durante ese periodo se apropio de dinero que le abonaban sus clientes mediante la práctica de cobrar pero no emitir billetes de vuelos, en la mayoría de los casos para viajes entre Palma y capitales sudamericanas, o comprar solo la ida y dejar a sus clientes sin vuelta.

Después de esa etapa, ya sin trabajar en ninguna agencia pero haciendo creer a sus clientes que aún estaba en el negocio, presuntamente realizó numerosas estafas similares hasta mediados de 2014, que en algunos casos dejaron sin viaje de novios a parejas, obligaron a anular bautizos y frustraron vacaciones familiares como viajes a Eurodisney.