El policía Miguel Jiménez con su sentencia de absolución. | Julio Bastida

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Miguel Jiménez y Joan Francesc Ferretjam son dos policías que fueron acusados injustamente de un delito que jamás cometieron.

José Castro, magistrado del juzgado de Instrucción número 3, hace unos días, dictó un fallo de absolución de los dos policías y declaró las costas judiciales de oficio. La historia se remonta al pasado año 2013 cuando un ciudadano durante un control policial -integrado por más de siete agentes- les denunció por haberse quedado un teléfono móvil de su propiedad. Cumpliendo el protocolo establecido en estos casos se procedió a la imputación de los dos funcionarios a la espera de esclarecer los hechos.

«Hemos vivido una auténtica pesadilla. Se nos acusó de un delito que no habíamos cometido y saltándose la presunción de inocencia el Ajuntament de Palma -con Mateo Isern (PP) como alcalde y Antonio Vera de Intendente- nos aplicó unas medidas cautelares desproporcionadas. Me quitaron el arma y la defensa, me castigaron enviándome a la emisora y perdí mi plaza como integrante de la USEI , con las correspondientes pérdidas de dinero que ello me generó. Además, he tenido que aguantar durante tres años que mis propios compañeros me llamaran el ‘Iphone man’ o se dudara de mi honorabilidad. Tuve que recibir asistencia médica y marcharme a otro municipio a trabajar. ¿Ahora qué hacemos?¿Quién limpia nuestra imagen?», añade Miguel Jiménez, uno de los agentes absueltos.