El acusado, en la primera jornada del juicio celebrado en la Audiencia Provincial de Palma. | Alejandro Sepúlveda

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Un policía local de sa Pobla escuchó un portazo y gritos en la planta baja de su edificio, en la calle Juan Carlos I del municipio. Eran gritos de desesperación de una mujer que pedía auxilio. La noche del 2 de enero de 2015, la Guardia Civil acudió al domicilio de Francisco Cera, que recibió a los agentes a tiros. El hombre se enfrenta a una petición de la Fiscalía de 17,5 años de cárcel.

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«Me quedé en casa hasta que por la ventana vi los rotativos policiales. En un principio no quería bajar porque había tenido bastantes problemas con él, pero como policía tenía que hacerlo, parecía una violencia de género. Cuando me vio sacó una escopeta de dos cañones y me la puso a un palmo y medio de la cara», explicó el vecino del procesado este martes, en la continuación del juicio en la Audiencia. «La mujer estaba en el umbral de la puerta, parapetando a Francisco, que estaba detrás suyo con el arma».

Francisco Cera, indicó el testigo, es una persona «muy problemática». La relación con los vecinos fue empeorando con los años. «En la comunidad somos un bloque de seis y él ha tenido conflictos con todos». El encausado disparó dos veces al vehículo de la Guardia Civil e hirió a un agente en la pierna. Recargó el arma y disparó contra el balcón de su vecino de arriba, donde se encontraba la mujer de este y sus dos gemelos, de 14 meses.