Andrés Ferrer y Pablo Moreno, tras rescatar a la niña. | Pere Bota

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«Habíamos merendado y volvíamos al coche. De repente, vimos gente en la calle, mirando a un segundo piso de la calle Antoni Marquès del que salía humo. Algunos grababan la escena con su teléfono móvil, pero nos pareció ver una cabecita asomando por la ventana y empezamos a correr, para subir a esa casa». Andrés Ferrer y su jefe Pablo Moreno se convirtieron este martes en héroes por accidente.

Los dos jóvenes palmesanos no se lo pensaron dos veces y subieron a auxiliar a la niña. Llegaron al segundo piso y se encontraron la puerta cerrada: «La tiramos a patadas y una vez dentro vimos que en la cocina no había nadie. Luego había tres puertas más, cerradas con candados porque al parecer era un piso patera», contó Andrés.

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Los dos jóvenes buscaron la puerta de la habitación de la que estaba saliendo el humo. «También la derribamos a patadas y tuvimos que entrar en la habitación de rodillas, por el denso humo que se había acumulado. Todo ocurrió muy rápido. La niña estaba en la ventana, sacando la cabeza para poder respirar, y muy cerca estaba el fuego. Me agaché y la cogí. '¿Cómo estás, guapa?', le pregunté, para tranquilizarla, y acto seguido los tres salimos del cuarto». Cuando abandonaban el piso, se cruzaron con los primeros policías locales de la Unidad de Intervención Inmediata (UII) que acudían en auxilio de la niña: «Todo el mundo nos dice que somos unos héroes, que hemos salvado la vida de la niña, pero nosotros en ese momento sólo hicimos lo que teníamos que hacer».

Ya en la calle, la menor presentaba algunos síntomas de intoxicación leve por inhalación de humo, pero se recuperó bien y no fue necesario que quedara ingresada en un centro hospitalario.