El ministro de Defensa, Pedro Morenés, durante la rueda de prensa en la que ha confirmado que los buzos de la Armada han localizado dentro de la cabina del aparato los cadáveres de los tres tripulantes del helicóptero del Ejército del Aire que cayó en el Atlántico hace una semana. EFE/Ángel Medina G.

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Los cuerpos de los tres militares que volaban en el helicóptero Superpuma del Servicio de Búsqueda y Rescate (SAR) del Ejército del Aire se hundieron con el aparato cuando este cayó al Atlántico, según han confirmado este jueves los buzos de la Armada, al cumplirse una semana del accidente.

El ministro de Defensa, Pedro Morenés, ha comunicado esta tarde a las familias en la base aérea de Gando (Gran Canaria) las muertes de los dos pilotos del helicóptero, el capitán José Morales Rodríguez y el teniente Saúl López Quesada, y del tercer componente de la tripulación, el sargento mecánico Jhonander Ojeda Alemán.

En una breve comparecencia sin opción a preguntas, Morenés ha explicado que el juez militar encargado del caso le ha notificado a las 19.07 horas el hallazgo de los tres cuerpos en el helicóptero, noticia que ha transmitido al Rey y al presidente del Gobierno Mariano Rajoy.

Los cadáveres de los tres militares, a los que se daba por desaparecidos, puesto que se habían recibido informes contradictorios que no permitían descartar que hubieran sobrevivido, han aparecido apenas 24 horas después de que los cazaminas de la Armada localizaran con sus equipos de sonar el lugar en el que se encontraba la cabina.

Las condiciones del mar no han permitido izar a la superficie el aparato, pero los submarinistas han seguido trabajando durante todo el día en la zona, intentando conseguir cualquier prueba que aclarara qué le había pasado al helicóptero y a su tripulación.

Los trabajos se retomarán en las próximas horas, pero Defensa ya ha dado instrucciones para que a partir de ahora prime en ellos la seguridad, ya que las condiciones en el mar «son malísimas».

Morenés ha explicado que, en estos momentos, la prioridad es recuperar los cuerpos con todas las garantías y no exponer a ningún riesgo a los efectivos que desde hace una semana trabajan en esa zona del océano, situada a más de 500 kilómetros al sur de Gran Canaria.

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Cuando los restos mortales del capitán Morales, el teniente López y el sargento Ojeda sean recuperados, serán trasladados a la base naval de Las Palmas de Gran Canaria por el buque de acción marítima «Rayo», el barco que coordina el operativo en la zona.

El hallazgo de los cadáveres pone fin a parte de las incógnitas que había abierto este suceso, ocurrido a 74 kilómetros de la costa del Sahara Occidental, en un punto del Atlántico que queda fuera de la cobertura de radio y radar desde las Islas Canarias.

El helicóptero cayó al mar sobre las 15.05 horas del jueves 22 de octubre, cuando regresaba a la base de Gando, tras haber participado en unos ejercicios en Senegal y haber hecho escala en Mauritania.

A lo largo de esa tarde, el Ministerio de Defensa recibió informes contradictorios de fuentes propias (un F-18 español) y externas (las Fuerzas Armadas marroquíes y un pesquero holandés) que aseguraban que el aparato estaba flotando en el mar e, incluso, que sus tripulantes habían desplegado los mecanismos de localización en emergencias (bengalas y el colorante que genera una mancha en el mar para facilitar la visibilidad del aparato desde el aire).

Incluso, esa noche se dio por rescatados a los militares, a partir de una información no contrastada de la Gendarmería Marroquí por la que la embajada de ese país pidió disculpas al día siguiente.

Las noticias de este jueves permitirán retirar el dispositivo aéreo que desde hace una semanas rastreaba más de 24.000 kilómetros cuadrados de océano en busca de una balsa o de cualquier embarcación que pudiera haber recogido a los tripulares sin comunicarlo.

En los siete días transcurridos, la incertidumbre y los informes que ahora han quedado desmentidos -un pesquero holandés que se acercó al helicóptero cuando aún flotaba afirmaba que no se veía a nadie dentro- han llevado a los familiares a plantearse todo tipo de hipótesis, incluso la de que habían sido secuestrados, como reconoció abiertamente el padre del sargento Ojeda Alemán.

Este joven militar de Telde (Gran Canaria) había sido el único superviviente del accidente que sufrió otro helicóptero del SAR en marzo de 2014, cuando él y sus cuatro compañeros se estrellaron contra el mar entre Fuerteventura y Gran Canaria con otro Superpuma. El pasado 22 de octubre cumplía 27 años.