Rosario Porto y Alfonso Basterra,detrás , acusados de la muerte de su hija Asunta Basterra. | lavandeira jr

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El fiscal Jorge Fernández de Aránguiz ha modificado este jueves en el juicio que se sigue por el asesinato de Asunta Basterra sus conclusiones iniciales, puesto que abre una nueva hipótesis, planteando la posibilidad de que solo Rosario Porto haya asfixiado de forma material a esta niña.

El representante del Ministerio Fiscal ha cambiado de este modo su escrito de calificación en este aspecto, ya que introduce ahora, en esta recta final de la vista oral, el matiz de que en la tarde del 21 de septiembre de 2013, cuando falleció la cría, «ambos acusados, o al menos Rosario Porto», en ejecución de un plan preconcebido y acordado conjuntamente, la asfixiaron hasta matarla.

No descarta que fuese la abogada y madre de esta menor de 12 años la que consumase tal acto.

La acusación popular, que ejerce la asociación Clara Campoamor, ha mantenido su escrito de calificación y ha elevado a definitivas sus peticiones de 20 años de prisión para cada uno de los acusados del crimen.

Las defensas de Rosario Porto y Alfonso Basterra se han reafirmado, igualmente, en sus escritos de calificación, y han pedido la libre absolución para sus clientes.

Rosario Porto y Alfonso Basterra son los únicos acusados por el crimen de su hija Asunta, que fue encontrada en una pista forestal de Teo en la madrugada del 22 de septiembre de 2013.

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Plan Conjunto

La acusación popular presume un plan «conjunto» de los padres, ya que a Rosario Porto «le estorbaba» para su «nueva vida» y Alfonso Basterra, «sin oficio ni beneficio», necesitaba «algo muy poderoso que lo vinculara» a su exmujer en el futuro por motivos económicos.

Durante el trámite de conclusiones, la letrada de la acusación Rocío Beceiro ha asegurado que la propia Asunta «dejó pistas sobre quién la mató» a través de testimonios sobre agresiones y sedaciones en los meses antes de su muerte. «Percibía que ese grave peligro que corría lo estaba corriendo dentro de hogar y que procedía de las personas más próximas a ella», ha sentenciado.

Beceiro ha recordado que fue Alfonso Basterra el que compró en todas las ocasiones grandes cantidades de Orfidal y que la suministración a la niña se produjo con «pleno conocimiento de ambos». Asimismo, ha vinculado las distintas compras con episodios de sedación de la niña o con ausencias a sus clases.

La defensa también ha puesto en duda el episodio de agresión que supuestamente sufrió Asunta en su domicilio el 5 de julio de 2013, cuando un desconocido entró en casa y la intentó ahogar y que los padres decidieron no denunciar.

Entre otras cuestiones, Rocío Beceiro ha apuntado la circunstancia de que «un hombre cualquiera, vestido de negro y con guantes, de todas las casa de Santiago, se encuentre la única que tiene las llaves puestas por fuera».