El agente, a la derecha junto a la víctima, acusada de desobediencia, en el juicio. | Alejandro Sepúlveda

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La Fiscalía reclama tres años de cárcel para un agente de la Guardia Civil al que acusa de dar una paliza a un sospechoso. Según el acusado se trató de una intervención correcta durante la que el detenido se golpeó en la cara cuando hizo amago de escapar cuando tenía las manos esposadas a la espalda. El ministerio público también reclama que el detenido sea condenado por desobedecer a los agentes.

El agente de la Guardia Civil explicó que el 8 de septiembre de 2007 él y su compañero acudieron a la llamada del encargado de un club de alterne del Port de Alcúdia. Éste afirmaba que había una persona con una pistola en su local. Según el guardia, al llegar les indicaron dónde estaba el sospechoso. De acuerdo con esta versión, se negó a identificarse y mostró una actitud muy extraña: «No vean cómo estaba. Estaba alterado sin razón aparente», le dijo el agente a la fiscal. Tras un forcejeo consiguió reducirle. Le colocaron las esposas a la espalda. Sin embargo, el detenido echó a correr. Unos pocos metros después se tropezó y terminó golpeando con la cabeza con el coche de la Guardia Civil. Esta versión la ratifica el compañero del guardia detenido. También el encargado del club que presenció los hechos.

La víctima hace un relato opuesto al del agente. Según cuenta, él ya se marchaba del local y iba a coger un taxi cuando le impidieron marcharse dos empleados. «Yo no quería problemas y tiré el arma de fogueo en un aparcamiento», dijo. Entonces llegó la pareja de la Guardia Civil. Le pidieron la documentación y buscaron la pistola. «Cuando la encontraron «se calentó mucho la cosa». Fue entonces cuando afirma que le empezaron a empujar. «Recibí un puñetazo en un ojo y, a partir de ahí, una tunda impresionante», señala. Después le llevaron a un centro médico donde estuvo siempre con los dos agentes. Más tarde consiguió hablar con su abogado y denunciar los hechos ese mismo día.