Los dos acusados, junto a su abogado, frente a la puerta del ascensor de la sede de Vía Alemania tras el juicio.

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El Juzgado de lo Penal número 5 de Palma celebró este miércoles el juicio contra un padre y su hija acusados de atacar a un cura de la iglesia de Sant Sebastià. La fiscal pidió ocho años de cárcel para cada uno de los dos procesados, mientras que el abogado defensor solicitó que sean absueltos ya que no ha quedado acreditado que tuvieran intención de agredir al sacerdote Jaime Palmer, quien falleció el mes pasado a la edad de 72 años.

Los hechos enjuiciados ocurrieron en la noche del 17 de enero de 2014. Los procesados, Angel Caetano y su hija Kimberly, de nacionalidad boliviana y que ahora tienen 50 y 20 años, respectivamente, esperaron a Jaime en la puerta de su piso. Después, los tres accedieron al interior y el sacerdote acabó en una clínica al sufrir una brecha en la cabeza y estuvo ocho días ingresado.

Las versiones de la víctima y los acusados son totalmente diferentes. El sacerdote, en su denuncia ante la policía, manifestó que Angel y Kimberly lo sorprendieron en la puerta de su casa. Angel lo cogió por el cuello y lo introdujeron por la fuerza en el piso. Una vez dentro Ángel lo amenazó diciéndole que se despidiese porque lo iba «a matar» y era «su último día» y había destrozado su familia. En la denuncia Jaime manifestó que Angel le dio un manotazo en la mandíbula, mientras que Kimberly lo amenazó con un cuchillo y después lo golpeó con fuerza con el marco de una foto en la cabeza, provocándole una brecha. Después Ángel y Kimberly llamaron a un amigo y acompañaron a Jaime a la clínica.

La familia de bolivianos residía en un piso de la parroquia de Sant Sebastià, con la que colaboraba. En 2012 Angel se separó de su mujer y se le impuso una orden de alejamiento de ella por malos tratos. Jaime Palmer ayudó entonces a la mujer económicamente porque tenía un hijo pequeño y ella iba a limpiar al domicilio de él.

Según la fiscal y la acusación particular, Angel, que «es muy celoso», a partir de ese momento empezó a acosar al padre Jaime.

La versión de los acusados es totalmente contraria a la denuncia del sacerdote. Admiten que fueron a su casa y lo esperaron en la puerta, pero «para hablar, sin intención de agredirlo y dañarlo» y que él les dejó entrar voluntariamente. Ángel negó haber amenazado y agredido a Jaime Palmer, mientras que Kimberly, que quiso exculpar a su padre, aseguró que no lo amenazó con el cuchillo y lo golpeó por accidente.