Un importante empresario de la Platja de Palma aparece en el epicentro de la corrupción sexual y policial, según el sumario.

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«Yo, al principio, sólo quería beber y bailar pero al no querer subir a la habitación Miguel me echó. No tenía permiso de trabajo, ni dinero para mantener a mi hijo en Rumanía. Era menor pero acabé acostándome con muchos hombres». El sumario del caso de la corrupción policial en la Platja de Palma, cuyo secreto parcial se ha levantado esta semana, revela orgías escandalosas con políticos, chivatazos policiales, sobres con dinero, palizas y prostitutas menores.

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Una de las prostitutas –un testigo protegido– explica que «el primero que debía acostarse con la menor era Miguel; la delicia del jefe eran las menores nuevas». La mujer, que fue traída al prostíbulo de la Platja de Palma siendo menor, se refiere a Miguel P. B., el poderoso empresario de la Platja de Palma que fue detenido como cerebro de la trama.

Los 66 folios «desclasificados», que son una ínfima parte de los cientos que siguen bajo secreto, desvelan una Platja de Palma convertida durante años en una auténtica jungla. Dos policías locales aparecen en la cúspide de la corrupción: Nicanor G. y Daniel M. Y en el epicentro del escándalo destacan dos clubes de alterne: el Juluis y el Table Dance, ambos en la calle Llaüt.