Andrés Álvarez.

TW
3

A Andrés Álvarez, fallecido el sábado a los 35 años en un accidente con su ultraligero en Llucmajor, le gustaban los deportes de riesgo. Andrés no sólo pilotaba por el aire, sino también por tierra: era un gran aficionado al enduro, una subdisciplina del motociclismo a caballo entre el motocross y el trial. Sus compañeros de enduro le llamaban cariñosamente ‘El Tigre’.

De hecho, hace apenas un mes este periódico publicó una foto de un grupo de ‘endureros’ en la que aparecía Andrés con una careta de tigre. «Era peculiar, de algún modo era el que más animaba el grupo», recuerda Pedro Mas. Mas, presidente de la Federación Balear de Motociclismo, que trasladó este lunes en nombre de la entidad las condolencias a la familia del fallecido y, en especial, a su hijo, piloto de la Federación.

Noticias relacionadas

«Antes pilotaba un trike (un una especie de ala delta con motor, un tipo de ultraligero), llevaba poco tiempo con el tres ejes (otro tipo de ultraligero)», recuerda otro usuario del aeródromo de Son Albertí que lo conocía. «De todos modos, no podemos atribuir el accidente a ello», añade.

«Destacaría su amistad, su cercanía, su autenticidad, era alguien profundo y generoso: un chico genial. Lo echaremos de menos, era adorable», agrega otra conocida, que recuerda que Andrés también había practicado paracaidismo.