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Un policía nacional acusado de torturas ha admitido hoy en el juicio que golpeó a un detenido con el arma reglamentaria de un compañero, en un momento de obcecación en el que estaba fuera de servicio y borracho, pero ha negado que le amenazara con pegarle un tiro y que le hubiera disparado en vacío.

Los dos policías acusados y la supuesta víctima de torturas han declarado esta mañana en el juicio que se celebra en la Audiencia de Palma y han ofrecido tres relatos distintos de lo ocurrido en la madrugada del 9 de agosto de 2009 en la Jefatura de Policía de Palma, tras una reyerta con policías de paisano en un bar.

Uno de los acusados ha admitido ante el tribunal que fue a comisaría aunque no estaba trabajando esa noche, para reprocharle a un detenido en la pelea que hubiera cortado en la mano a un compañero con un machete, y una vez ante él perdió el control y le pegó.

«Me abalanzo sobre él, veo la pistola del compañero, la cojo de la empuñadura y le quiero golpear. Le golpeé con el cañón. La saco y le pegué», ha detallado, si bien ha negado que le apuntara con el arma y la disparase en vacío como denunció el hombre.

«Eso es una barbaridad porque disparar una pistola que no es tuya y sin saber cómo la tienes es querer ejecutar a una persona», ha afirmado. «Me he arruinado la vida pero no voy a matar a alguien. Solo sabe cómo va un arma el que la porta», ha insistido el agente, quien ha admitido que hasta ahora ha mentido al contar lo ocurrido.

El otro agente acusado ha relatado que cuando él sacó al detenido del vehículo, otros dos compañeros que no iban de uniforme se lanzaron sobre el arrestado para pegarle, por lo que intentó protegerle. Ha explicado que en el forcejeo se dio cuenta de que alguien le había arrebatado la pistola, la vio en manos de uno de los agentes de paisano, se la quitó y la volvió a enfundar.

Por su parte, el detenido, que ha declarado como testigo en el juicio, ha identificado a uno de los acusados como quien le apuntó con una pistola y le disparó tres veces en vacío, burlándose de él, y al otro como a quien le llevó hasta el calabozo, pero ha detallado que hubo un tercero que iba de paisano, que le golpeó para tirarle al suelo y le pisó la cabeza.