Los hechos ocurrieron en el aparcamiento de la Jefatura de la Policía Nacional. | Teresa Ayuga

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La Fiscalía solicita sendas penas de tres años de cárcel para dos agentes de la Policía Nacional acusados de torturar en septiembre de 2009, en el garaje de la Jefatura de Palma, a un detenido al que encañonaron en la cabeza con un arma que dispararon tres veces en vacío.

Según el relato de la acusación pública, que defenderá la culpabilidad de los dos policías en el juicio que se celebrará a partir del próximo lunes ante la sección segunda de la Audiencia de Palma, la agresión se produjo en venganza por una pelea en un local de ocio en la que se habían enfrentado la víctima y varios agentes fuera de servicio.

En el escrito de acusación se relata que la madrugada en que ocurrieron los hechos, los dos acusados esperaron en el garaje de la Jefatura a que el hombre que había sido detenido por la pelea fuera conducido hasta la sede policial.

Como sabían que el inspector que le había arrestado no llegaría con él a las dependencias del cuerpo porque estaba tramitando las diligencias mientras el detenido era atendido en un hospital, cuando el vehículo llegó al garaje los dos acusados dijeron a los compañeros que habían efectuado el traslado que ellos se harían cargo de él, según la Fiscalía.

La acusación sostiene que los presuntos torturadores, uno de uniforme y el otro fuera de servicio, se quedaron a solas con el detenido, le golpearon y le tiraron al suelo.

Mientras el que estaba de servicio le inmovilizaba, el otro le encañonó con la pistola de su compañero gritándole: «Cabrón, tú le has rajado la mano a un compañero mío y te voy a pegar un tiro diciendo que ha sido en defensa propia», relata.

Añade el fiscal que cuando la víctima le juró por su mujer y su hija que no había sido él le amenazó: «Te voy a pegar un tiro a ti, a tu mujer y a tu hija», y con la pistola sobre la cabeza hizo tres disparos sin carga y le dijo que había tenido suerte porque el arma se había encasquillado.

Luego, detalla la acusación, le golpeó con el cañón en la cara y el cuello mientras el detenido, esposado, lloraba y gritaba, lo que llamó a atención del subinspector que le había arrestado, que bajó al garaje y vio como uno de sus compañeros golpeaba al torturado.

Este último policía detuvo, e incluso esposó, al agente al que había visto agredir al detenido, pero le liberó de inmediato cuando le explicó que había tenido que reducir al arrestado porque se puso agresivo.

Con posterioridad, los dos presuntos torturadores, sabiendo que su víctima tenía intención de denunciarles en el juzgado y que se había abierto una investigación interna sobre el caso, limaron el cañón del arma con el que le habían golpeado el rostro para ocultar evidencias, indica el Fiscal.

Además de las diversas lesiones físicas que le ocasionó la agresión, la víctima sufrió trastornos neuróticos por estrés postraumático.

El hombre ha renunciado a presentar acusación porque los dos policías le han indemnizado por sus actos.

Junto a los tres años de cárcel y nueve años de inhabilitación para cada uno de los acusados por delitos de torturas, la Fiscalía reclama 600 euros de multa para cada uno por sendas faltas de lesiones y plantea que se les aplique la atenuante de reparación del daño.

Está previsto que el juicio se prolongue desde el lunes hasta el miércoles