El juicio se celebró este jueves en la Audiencia Provincial de Palma y continuará este viernes.

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Un constructor admitió este jueves que convirtió un horno de pan de Els Hostalets en diez viviendas, algunas de apenas 26 metros cuadrados, sin licencia municipal ni intervención de arquitecto o técnico alguno que vendió por precios que rondaban los cien mil euros. Se enfrenta a una petición de ocho años de cárcel por estafa.

Junto a él están en el banquillo de los acusados el notario de Marratxí, Pedro Luis Gutiérrez Moreno y un arquitecto técnico. El fiscal les acusa de dar cobertura a la operación. En concreto, afirma que el notario cometió una falsedad como cómplice al dar escritura pública a las diez licencias y permitir así su inscripción en el registro y le reclama una condena de cuatro años y medio de cárcel.

El notario defiende que su actuación se ciñó a la legalidad y que él desconocía qué pretendía hacer el constructor al pedir hacer una división de la propiedad de la finca.

El acusado también utilizó como argumento que el promotor pasó todavía un segundo filtro, el del registro de la propiedad, donde inscribió las diez viviendas nuevas que carecían de licencia.

El promotor de las viviendas era un pintor y en mayo de 2004 adquirió la finca de unos 300 metros cuadrados. Según explicó, fue a la notaría para asesorarse antes de la compra si la podía dividir y solicitó una licencia de obras para construir siete despachos. Sin embargo, unos días después cambió de idea y decidió hacer diez viviendas. «Se le ocurrió porque daban más dinerito», llegó a decirle la presidenta del tribunal. Eso sí, no informó del cambio al Consistorio e incluso prescindió del arquitecto que le hizo un proyecto para los despachos. «Me pareció que era suficiente», aseguró. Eso sí añadió que: «Nunca pensé que hubiera problemas al cumplir los requisitos notariales y registrales». Sí los hubo y, de hecho, Cort inició un expendiente de infracción urbanística que continúa contra los propietarios.