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Iba a ser la madre de todas las juergas. Y lo fue. Ya en la medianoche de ayer la afluencia de jóvenes en Punta Ballena desborda todas las previsiones. Entre 11.000 y 12.000 británicos se reúnen en esa calle, quizás por el efecto llamada de todas las páginas escritas estos días en Reino Unido y en Mallorca sobre 'mamading' y fiestas sexuales.

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La calle está tan atestada de muchachos que muchos deciden irse a la playa de Magaluf. Copa de plástico en mano, por supuesto. Empiezan los primeros comas etílicos, todo un clásico en Punta Ballena. De hecho, son tan frecuentes que ya no extrañan a nadie. «Lo raro es que no los haya», apunta el dueño de un bar de la zona. Luego, sigue la segunda fase: la bacanal en la arena. Decenas de parejas retozando entre sombrillas y hamacas. «Unos hacen el amor y otros los miran y los jalean. Es un espectáculo», explica un policía local de Calvià de guardia ayer en la zona.

A las dos y media, las cosas empiezan a calentarse. Un vigilante le rompe la nariz de un puñetazo a un joven que quería entrar en un local de streaptease . El herido, que está muy nervioso, sangra copiosamente y tiene que ser atendido. Lo peor, sin embargo, está por llegar. Es tal la presencia de turistas que Punta Ballena llega a quedar colapsada: en la acera no cabe nadie más. Y en la calle tampoco. Son las tres y media, y una chispa provoca el incendio. Una británica enloquecida empieza a gritar y ataca a tres compatriotas. Todas caen al suelo, y un 'hooligan' se suma a la fiesta. Por si puede tocar algo, que nunca se sabe. Un centenar de ingleses ebrios rodea al grupo y ruge, como en una pelea de barro. La chica saca espuma por la boca, quizás por el consumo de alguna sustancia. Entre tanto, cinco policías locales y un oficial intentan llegar hasta ellas, pero la locura generalizada atasca a los agentes. Hay golpes, codazos y empujones. Por fin, auxilian a la chica poseída y se la lleva una ambulancia; sus amigas sollozan, desconcertadas. Al lado, unos 'hooligans' apuran su enésima cerveza, cantando y riendo, ajenos a todo. Es Punta Ballena, ciudad sin ley.