El tercer guardia civil que resultó herido explica a sus compañeros cómo se produjeron los hechos. Fotos: ALEJANDRO SEPÚLVEDA | Alejandro Sepúlveda

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Manuel Ruiz Aneas y Pablo Sanz Orellana, los dos guardias civiles heridos muy graves en la deflagración del viernes en la Colònia de Sant Jordi, pasaron ayer su primera noche en el hospital de Vall d'Hebron, en Barcelona. Ambos tienen el 30 por ciento de la superficie corporal quemada y los médicos han informado que tendrán que estar un mínimo de dos meses hospitalizados.

«Las primeras horas son muy importantes para la evolución de un paciente con quemaduras graves, ya que hay que aislar la posibilidad de infecciones en la piel», informó un facultativo. Las partes más afectadas por la deflagración son los brazos y el pecho, pero también presentan lesiones en la cara.

Estabilizados

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Un mando de la Comandancia de la Guardia Civil de Palma informó ayer que los dos compañeros «están estabilizados y su pronóstico es reservado porque están muy pendientes de su evolución».

Mientras tanto, el Servicio Marítimo de la Guardia Civil prosigue con la investigación para aclarar las causas de la deflagración. Cuatro agentes se encontraban en la lancha semirrígida de la Benemérita en la Colònia de Sant Jordi y hacían el cambio de turno en Cabrera. Dos guardias entraban a trabajar y dos acababan. La embarcación atracó junto al surtidor de gasolina del puerto, donde siempre se hace al cambio de turno, y cuando uno de los guardias abrió la tapa de sentina se produjo la deflagración.

El impacto alcanzó de lleno a dos de ellos, a Manuel Ruiz y Pablo Sanz, hirió de menor importancia a un tercero y afortunadamente no llegó al cuarto. Se trata de uno de los accidentes más graves de los últimos años en la Benemérita y en los próximos días se podrían conocer los resultados de la investigación. El coronel Jaume Barceló, que está muy afectado por lo ocurrido, estuvo todo el viernes pendiente de sus hombres heridos y ayer siguió muy de cerca su evolución.