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Debajo de la almohada de la cama en la que yacía el cadáver de Soledad Arnez, la policía encontró una nota manuscrita por su asesino confeso, Mustapha Merzoug: «Quiero que me quiera y me desee y se enamore perdidamente de mí». Junto a ella había una foto recortada de la víctima. Los policías que encontraron las nota afirmaron ayer en el juicio que era una especie de conjuro amoroso del apuñalador a su víctima, que reflejaba su obsesión por ella y que desembocó en la muerte de la mujer el 31 de marzo de 2013 en la vivienda en la que ambos residían en la calle Aragón, de Palma.
El juicio por el asesinato arrancó ayer ante un jurado popular. El acusado y su defensa reconocen la autoría de la puñalada mortal pero intentan parapetarse en un acceso de celos y en el consumo de alcohol para explicar que Merzoug no era responsable de sus actos cuando apuñaló en el cuarto de baño a la víctima. Después, el acusado limpió la escena del crimen, ingirió sosa cáustica y fue en taxi a la jefatura de policía. Con apenas un hilo de voz como consecuencia de su intento de suicidio, el acusado dio una versión confusa en la que dijo no recordar muchos detalles para concluir: «Perdí la cabeza, sentía mucha rabia y celos. No quería matarla».
Bebida
Merzoug aseguró que estuvo bebiendo durante toda la noche antes y que, cuando llegó a la casa, Soledad no estaba. Dijo que la esperó en la casa: «Yo estaba tranquilo cuando llegó». Comenzaron a hablar y la mujer, de 34 años de edad, se metió en la ducha. El acusado dice que continuaron la conversación con ella en el baño y que, en ese momento ella le admitió que había estado esa noche con otro hombre. La relación entre ambos se había terminado, según las acusaciones pero ella le dejaba seguir viviendo en la casa. En ese momento, es cuando el acusado dice que perdió la cabeza, cogió un cuchillo y se lo clavó a la víctima en el abdomen. Después, Merzoug dice no recordar lo que hizo. Sólo afirmó que intentó ir a la jefatura policial para que avisaran a una ambulancia e intentar salvar a Soledad, a la que había dejado en la cama.
Los policías desmienten esa versión. El agente que estaba en la oficina de denuncias cuando el taxista llegó con el acusado asegura que sólo le preocupaba lo que le fuera a pasar a él. Después contó que había apuñalado a la mujer y dio la dirección. Una unidad se desplazó hasta el domicilio, donde había una mujer que no se había enterado de lo ocurrido. Descubrieron allí el cuerpo de la víctima en la cama, desnuda. Se intentó reanimarla, pero fue imposible.
La Fiscalía reclama una condena de 16 años de prisión para el acusado, petición a la que se adhieren la acusación particular y el Govern.