Pau Buades, junto a su hermana, volvió el miñercoles tras seis meses aislado en una habitación de hospital en Barcelona. | Alejandro Sepulveda Soler

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Pau Buades Florit, el joven que se quemó el 70 % de su cuerpo en la explosión del cuadro eléctrico del estadio de Son Moix, regresó el miércoles a Mallorca para quedarse, tras medio año aislado en una habitación de hospital en Barcelona. «Estoy contento de haber sobrevivido, pero ahora quiero que se aclare qué sucedió en el accidente, en el que también resultó quemado grave mi compañero Pep Cladera. Hubo muchas irregularidades y la seguridad fue lamentable», declaró ayer a Ultima Hora.

—¿Cómo se encuentra?
—Vivo, que ya es mucho. La explosión me quemó casi todo el cuerpo y la parte que no se quemó me han quitado la piel para hacer injertos. Ha sido muy duro.

—¿Ya se queda en Mallorca?
—Sí, por fin. Han sido casi siete meses en Barcelona, primero en el hospital de Vall d’Hebron y después en el hospital Delfos. Me tenían aislado en una habitación para que no se me infectaran las quemaduras. Sólo podía recibir visitas contadas, y tenían que entrar con guantes, máscaras y todo tipo de precauciones. En Semana Santa vine a ver a la familia, pero hoy regreso para quedarme ya para siempre.


—¿Cómo aguantaba su aislamiento?
—Pues iba cambiando de entretenimiento, para que el cerebro aguantara. Unas temporadas veía la tele, otras leía y otras escuchaba música. Iba alternando.

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—Sus familiares y amigos se volcaron con usted.
—Y estoy muy agradecido, porque se han portado fenomenal conmigo. Se ponían de acuerdo para visitarme en el hospital y su ayuda ha sido fundamental en mi recuperación.

—¿Recuerda cómo ocurrió el accidente?
—Perfectamente. Fue el 10 de octubre, cuando jugaban en el estadio de Son Moix la selección española de fútbol y Bielorrusia. La explosión fue muy fuerte, pero yo salí caminando hacia la ambulancia que había llegado. Tenía quemaduras en casi todo el cuerpo. Luego me sedaron.


—¿Se pudo haber evitado el accidente?
—Tengo claro que hubo muchas irregularidades y creo que se verá en el proceso judicial que está en marcha. La seguridad era lamentable, tanto por parte de la empresa como por parte del estadio. Por ejemplo, no cortaron la corriente mientras estábamos trabajando.


—A nivel psicológico, ¿cómo se encuentra?
—Estoy con tres psiquiatras y estoy intentando que me quiten la medicación poco a poco. El aislamiento en Barcelona fue muy duro y la medicación me ayudó a sobrellevarlo. He sobrevivido a un accidente que podría haber sido mortal. Pero quiero que se esclarezca lo que pasó.