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«Hola, soy policía. ¿Quieres venir conmigo?». El pequeño Francis, de dos años y medio, llevaba dos horas llorando desconsolado en su piso de Inca, donde se había quedado encerrado solo. Dos agentes decidieron trepar hasta el segundo y finalmente rescataron al pequeño. Un acto heroico que el chaval quizás olvide; sus padres, seguro que no.

El jueves por la mañana, Nieves y su hijo Francis se dispusieron a salir de casa, en su segundo piso de la calle Puig de Massanella, número 5.

Accidente

De forma involuntaria, el menor cerró la puerta cuando la mujer estaba en el rellano. A consecuencia del portazo se rompió el pestillo, por lo que la madre no podía abrir desde fuera. La mujer hizo esfuerzos desesperados por entrar en su domicilio, pero todo fue inútil.

Después, muy nerviosa porque su hijo estaba empezando a llorar y se estaba asustando, la mujer llamó a su marido Javier, que estaba trabajando en Porreres y llegó en veinte minutos. El hombre tampoco pudo abrir la puerta y entonces avisaron a un cerrajero. El profesional intentó abrirla, pero fue imposible. Desde el interior, llegaba el llanto del pequeño, que cada vez se ponía más nervioso.

El tiempo iba pasando y la mujer decidió llamar a la Policía Local de Inca, que envió hasta ese edificio a una patrulla formada por los agentes con placas 2329 y 2335. «Teníamos que llegar al piso cuanto antes, para que el niño no sufriera ningún accidente solo. Llevaba cerca de dos horas encerrado y estaba muy nervioso. Sus padres también, así que saltamos al primer piso y desde allí colocamos un baúl y una escalera para subir al segundo», explicó uno de los funcionarios.

Peligroso

Uno de los policías, jugándose el tipo, se colocó sobre la plataforma improvisada, mientras el otro lo impulsaba hacia arriba. Un movimiento en falso y la caída podría haber sido muy grave. Sin embargo, la pericia de los dos policías se impuso, y uno de ellos pudo entrar en la casa y rescatar al niño. Aún tuvieron que esperar a que llegaran los bomberos, que los sacaron del segundo piso con una escalera mecánica. Toda una aventura para el chaval.

Nieves y Javier, los padres, han alabado la profesionalidad policial: «Fueron unos héroes, estamos muy agradecidos».