Imagen de los agentes de la Policía Nacional en el lugar del suceso, minutos más tarde de la agresión.

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No pudo aguantar la presión y, ante el cerco policial ejercido por los investigadores del caso, uno de los presuntos agresores de los hermanos de Son Cladera se entregó en la Jefatura. A última hora de la noche del martes al miércoles, el Grupo de Homicidios del Cuerpo Nacional de Policía procedió al arresto de un cuarto implicado en el intento de homicidio de dos varones registrado en la terraza de un bar el pasado domingo.

Por el momento, los responsables de la investigación han consguido arrestar a cuatro personas, dos mujeres y dos varones, todos ellos de nacionalidad española y de etnia gitana.

Según fuentes próximas al caso a las que ha tenido acceso Ultima Hora los detenidos han confesado que el motivo de la reyerta fue por culpa de una discusión de tráfico que se produjo unos días atrás. Por su parte, un familiar directo de los dos hermanos gravemente heridos han confirmado este punto en sede policial.

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Los agentes que llevan el caso no cierran ninguna hipótesis ni línea de investigación. Existen algunas dudas razonables sobre la versión de la discusión de tráfico y posiblemente se siga estirando del hilo. La policía está buscando a dos personas más que tuvieron vinculación directa en la agresión y también hacen extensiva la búsqueda del perro de la raza potencialmente peligrosa pitbull que presuntamente atacó a una de las víctimas provocándole graves lesiones.

Por otra parte, el último parte médico emitido de manera oficial por el hospital de Son Espases apunta a que los dos hermanos de 39 y 44 años respectivamente siguen estables dentro de la gravedad de las lesiones sufridas tras el ataque. El de 39 años evoluciona favorablemente.

Por su parte, el dueño del establecimiento, Cristian Rojas, afirmó que, «entre las 13.30 y las 14.00 horas, vino un grupo de unos seis o siete gitanos con un perro tipo pitbull y se acercó a ellos. Todo fue muy rápido. Yo estaba detrás de la barra, hubo una riña y vi que empezaban a volar sillas. Salí a separarlos y me pasó por al lado una catana, estaba todo lleno de sangre, habían sacado la catana, palos y cuchillos y estaban agrediendo al hermano pequeño y al mayor porque trataba de defendo», concluye.

El cerco policial a los dos implicados que falta por dentener es muy intenso y tienen vigilada sus casas, familiares y trabajos.