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Las autoridades malasias descartaron hoy que los dos pasajeros que embarcaron en el avión desaparecido con pasaportes robados sean terroristas, aunque aseguran que estudian todas las posibilidades tras extender la zona de rastreo.

El jefe de la Policía malasia, Khalid Abu Bakar, indicó, en rueda de prensa, que los sospechosos son dos iraníes que trataban de emigrar a Europa.

Las autoridades han contactado con la madre de uno de ellos, un joven de 18 años identificado como Pouria Nour Mohammad Mehrdad, en el aeropuerto alemán de Fráncfort.

La mujer esperaba la llegada de su hijo y dijo «desconocer» que éste viajaba con un pasaporte robado.

«No es probable que sea miembro de un grupo terrorista. Creemos que estaba tratando de emigrar a Europa», apuntó el jefe policial malasio antes de distribuir las fotografías de las dos personas, sin aportar más datos sobre el segundo iraní.

No obstante, la Interpol en una rueda de prensa propia reveló que el segundo iraní se llama Delavar Seyed Mohammadreza y tiene 29 años de edad.

El secretario general de Interpol, Ronald K. Noble, indicó que ambos llegaron a Kuala Lumpur con sus pasaportes iraníes y que luego cambiaron a los robados.

La Policía de Malasia, que trabaja de manera conjunta con las agencias de inteligencia de otros países en este caso, señaló que entre las posibles causas de la desaparición del avión de Malaysia Airline el pasado sábado con 239 personas a bordo se encuentra el secuestro y el sabotaje.

Tampoco se descarta la posibilidad de problemas psicológicos o personales entre los pasajeros y la tripulación del vuelo.

«Podría haber alguien en el vuelo que se sacó un seguro por una gran cantidad de dinero para que su familia lo cobrase. O alguien que debía dinero. Estamos investigando cualquier posibilidad», señaló Khalid Abu Bakar.

«Tenemos fotografías y perfiles de todos los pasajeros. Estamos investigado en los vídeos el comportamiento de todos los pasajeros», detalló.

El vuelo MH370 salió de Kuala Lumpur a las 00.41 hora local (16.41 GMT del viernes) y tenía previsto llegar a Pekín tras seis horas de vuelo, pero desapareció del radar una hora después del despegue.

Hoy es el cuarto día de las búsquedas y todavía se desconoce el paradero del aparato y la suerte de sus ocupantes.

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Los equipos de rescate han extendido la zona de rastreo hasta el estrecho de Malaca, por el oeste, y hasta Hong Kong, por el noreste.

Una flota internacional de 40 barcos y 24 aviones cubren una superficie de 500.000 millas náuticas cuadradas (1,71 millones de kilómetros cuadrados).

La operación, en la que participan Australia, China, Estados Unidos, Filipinas, Indonesia, Malasia, Nueva Zelanda, Singapur, Tailandia y Vietnam, tampoco ha recogido señal alguna de los aparatos electrónicos del avión que supuestamente deberían emitir en caso de peligro o accidente.

Se han avistado varias veces restos flotando en el golfo de Tailandia que desde el aire asemejaban a partes de aviones, pero al examinarlos de cerca han resultado ser pistas falsas.

Al tiempo que se registra la región sin descanso, agencias de inteligencia de varios países participan en una investigación que se centra en aclarar el posible cambio de rumbo que el avión pudo realizar sin que el piloto lo comunicara ni enviara un mensaje de alerta.

Las autoridades de Tailandia informaron de que los pasajes comprados con los pasaportes robados los vendieron dos agencias de la ciudad costera de Pattaya, a unos 100 kilómetros al este de Bangkok.

Un trabajador de una de las oficinas investigadas declaró al diario «Bangkok Post» que su compañía recibió el encargo de la reserva en un correo electrónico enviado desde Irán por un ciudadano iraní que se identificó como «Ali».

El empleado aseguró conocer personalmente al comprador, que tendría varios negocios en Pattaya, y que, según dijo, había reservado con anterioridad varios vuelos a la agencia para él mismo y amigos cuando se encontraba en la ciudad.

Según el trabajador, Ali preguntó en primer lugar por vuelos a Copenhague y Fráncfort con Etihad Airways o Qatar Airways, pero se decantó por la opción más barata de China Southern Airlines, que trabaja junto con Malaysia Airlines, por la que pagó 25.500 bat (unos 568 euros), con destino a Amsterdam.

El teniente general Panu Kerdlarppol, de Inmigración tailandesa, dijo que una tailandesa casada con un iraní llamado Asem pagó los billetes, de acuerdo al grupo estatal de comunicaciones MCOT.

El registro de la casa que Asem tiene en Pattaya llevó a las autoridades a pensar que puede formar parte de una banda de pasaportes falsos que facilita el traslado a terceros países a habitantes de Oriente Medio y el Sudeste Asiático, según Panu Kerdlarppol.

Los dos pasajeros embarcaron con identidades falsas, las del italiano Luigi Maraldi y el austríaco Christian Kozel, a quienes les habían robados los pasaportes en Tailandia en 2013 y 2012, respectivamente.

En el avión viajaban 239 ocupantes, 227 pasajeros, incluidos dos menores, y una tripulación de 12 malasios.