‘El Forrito’, en el banquillo de los acusados durante el juicio celebrado en la Audiencia. g Foto: A. SEPÚLVEDA | Alejandro Sepúlveda

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‘Kabul’ revivido. La ‘operación Benazir’ en la que la Guardia Civil desmanteló el ‘clan del Forrito’ por vender droga en Son Banya ha terminado en una absolución generalizada para los trece acusados después de que la Audiencia haya declarado nulos los pinchazos telefónicos que llevaron a su arresto. La Fiscalía reclamaba para todos ellos penas elevadas que sumaban 107 años. La banda, además de distribuir droga en Palma tenía sólidos vínculos con clanes de Barcelona a través de los que se abastacía. En la investigación se llegó a intervenir un kilogramo de heroína en un envío que iba a recibir la banda.

Los motivos de la nulidad de las escuchas son calcados a los de la ‘operación Kabul’. En ambos casos las pesquisas se inician porque un confidente cuenta a los agentes que un familiar del ‘Forrito’ se dedica a la venta de drogas. De ahí se inician una serie de seguimientos de los que los investigadores extraen que hay una actitud sospechosa. Solicitan el pinchazo de los teléfonos de este acusado -defendido por el letrado Fernando Mateas- tres días después de iniciar la investigación judicial. La sentencia considera insuficientes estos indicios para vulnerar el secreto de las comunicaciones. «Las afirmaciones y sospechas policiales no pueden sin más quebrantar el derecho fundamental», afirma.

La sentencia es especialmente dura con el juez de instrucción quien recuerda que es el director de una investigación y señala que los dos autos con los que dio luz verde a los pinchazos no están motivados. «No se trata de poner obstáculos gratuitos a la actividad policial, sino de verificar que ésta discurra por los cauces y las garantías legales», afirma el fallo.

Entre las deficiencias que señala la sentencia indica que no se identificó a dos personas con las que el sospechoso se reunía de forma habitual, o que ni siquiera se comprobó la matrícula de uno de éstos. La Guardia Civil aludió en sus oficios a la dificultad de realizar seguimientos en zonas como Son Banya o La Soledat donde la presencia policial se detecta con facilidad. Al Forrito, defendido por el letrado David Salvà se le pedían doce años de prisión.